Un milagro de esperanza

El pequeño Guerau

Hijo de Xavier Pallàs, antiguo escolán de Montserrat

El pequeño Guerau
El pequeño Guerau

Una semilla de esperanza y de alegría, en medio de las tinieblas y de la oscuridad de nuestro mundo

(Josep M. Bausset).- Cansados de los interrogantes que plantea, y de la actitud chulesca y arrogante del «Pequeño Nicolás», el domingo pasado (el domingo día 14) descubrí en el programa «La Marató» de TV3, al pequeño Guerau, un milagro de esperanza. Y también un milagro de la tenacidad de sus padres y de la doctora Àngels Puigdevall, cardióloga pediátrica del Hospital Josep Trueta de Girona.

«La Marató» (una propuesta solidaria de la sociedad civil) de este año, destinada a dar a conocer, y a conseguir ayuda económica para luchar contra las enfermedades cardiovasculares, estuvo llena de testimonios de personas que sufren del corazón.

Entre todos los que participaron en el programa me impresionó el caso del pequeño Guerau, hijo de Xavier Pallàs, antiguo escolán de Montserrat, que tuve como alumno en la Escolanía a principios de los años 90.

Con Josep Mateu, de Montblanc (ahora presbítero del arzobispado de Tarragona) y Francesc Morera, de Manresa, Xavier, nacido en Olot, formaba parte del «trío de la gasolina», como yo los denominaba: traviesos e inquietos, y a la vez llenos de una gran simpatía, los tres me pusieron a «prueba» en el curso que yo me estrenaba como profesor. Y más de una de las canas que tengo, (y se lo decía a los tres) es gracias este trío tan entrañable.

En el programa de «La Marató», (el fragmento del cual me pasaron) y a preguntas de la periodista Mònica Terribas, el pequeño Guerau, con una mirada llena de ternura y de simpatía, nos decía que tenía un corazón con solo «tres cajitas», cuando todos tenemos cuatro. Pero que era un «corazón especial». Y con una sonrisa encantadora, Guerau llamaba a la Dra. Àngels Puigdevall, «doctora mágica», perqué «me arregla el corazón».

El pequeño Guerau, de tan solo 5 años, tenía una malformación congénita llamada «de ventrílocuo único», detectada durante el embarazo, y que obligó a sus padres, Sara y Xavier, a decidir si se atrevían a continuar la gestación.

El P. Salvador Plans, que fue el Prefecto de la Escolanía en tiempo de Xavier, cuando supo el testimonio que dio Guerau en TV3, llamó al exescolán para felicitarlo por su participación en «La Marató». Y me comentaba el P. Salvador, que Xavier le dijo que su esposa y él mismo están especialmente contentos de haber continuado el embarazo, y así haber tenido a Guerau, a pesar de los pronósticos pesimistas de algún médico que les aconsejaba un aborto.

Por eso mismo, y a pesar de las dificultades, la incertidumbre y el sufrimiento de esta joven pareja, Guerau, con sus padres y la «doctora mágica», es un milagro de la esperanza y de la tenacidad. Un milagro de Navidad que nos interpela y nos cuestiona, cuando con una actitud mezquina y egoísta, no somos capaces de mirar más allá de la propia nariz y de ahogarnos en nuestros pequeños problemas.

El testimonio del pequeño Guerau y de sus padres, y también de la «doctora mágica» y de su equipo, me ha recordado aquel cuento donde una mujer soñó que entraba en una tienda acabada de inaugurar en la plaza del mercado, y, sorprendida, descubrió que Dios estaba detrás del mostrador. «¿Qué vendes aquí?», le preguntó la mujer. «Todo lo que tu corazón desee», le respondió Dios. Sin a penas creer lo que estaba oyendo, la mujer decidió pedir lo mejor que un corazón humano puede desear: «Deseo paz, amor, felicidad, sabiduría y vivir sin miedos», le dijo. Y, después de un instante de vacilación, añadió: «No solo para mi, sino para todo el mundo». Dios se la quedó mirando sonriente y le dijo: «Me parece que no me has entendido bien, querida. Aquí no vendemos fruta, sino semillas«.

¿No pensáis que el ejemplo del pequeño Guerau y de sus padres, y de la «doctora mágica» y de su equipo del Hospital Josep Trueta, es una semilla de esperanza y de alegría, en medio de las tinieblas y de la oscuridad de nuestro mundo? ¿No pensáis que esta joven pareja, a pesar de la incertidumbre y de los miedos, es una semilla de coraje y de fe en aquella vida que iba formándose y que hoy es una preciosidad de niño?

«Hoy cuando en el mundo es una noche negra, en la esperanza que me da la Buena Nueva, grito bien fuerte mi fe en el futuro de la humanidad. Creo que un día toda la humanidad reconocerá que Dios es la fuente de su amor. Yo creo que la bondad nos salvará y que dará como fruto, la paz. Nade habrá de tener miedo por de nada». Este era el deseo que expresaba Martin Luther King. Un deseo que se hace realidad hoy en el pequeño Guerau, en sus padres y en la «doctora mágica». ¿Es esto un cuento de Navidad? No. Es una historia bien real, que nos habla de esperanza, de lucha, de tenacidad, de amor.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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