Se trataba de constatar el daño que hace en nuestros pueblos esta crisis, poniéndole nombres y rostros de personas concretas, que están en el centro de la preocupación de Dios y por tanto son lo que nos mueve
Aunque a los rurales no nos importa el número, nos juntamos alrededor de 130 personas de las tres diócesis extremeñas el día 1 de Mayo en la ermita de Sopetrán (Almoharín). Arrancamos la jornada haciendo un gran círculo, cogiéndonos las manos y sintiendo fluir la energía desde la tierra, dando vigor a nuestros brazos y conectando nuestros corazones. La Energía que llamamos Espíritu Santo, que hace germinar la vida de Dios en cada persona y en el mundo, haciéndose Reino a pesar de los estragos de la crisis.
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