No es fácil perdonar...pero podemos experimentar el auténtico arrepentimiento y remordimiento
(José M. Vidal).- Tras la apoteósica eucaristía de la mañana, para la canonización de San José Vaz, Francisco se trasladó en helicóptero a la otra punta de la isla. En territorio tamil realizó, por la tarde, una oración mariana en el santuario de Nuestra Señora del Rosario en Madhu.Allí, ante María pide a los habitantes de la «isla resplandeciente» reconciliación y paz, que solo se consigue «dando y recibiendo el verdadero perdón».
En papamóvil abierto, Francisco se acerca al santuario, con las calles repletas de gente. En la esplanada del templo no cabe un alfiler. Suena de fondo la rítmica música tamil y cingalesa. Porque el santuario es símbolo de unión entre las dos etnias de Sri Lanka, enfrentadas durante años en una sangrienta guerra civil.
Entre los fieles, hay incluso gente y líderes de otras religiones, como los hinduistas y los budistas. Muchos con banderitas del Papa.
Antes de entrar en el santuario, le colocan de nuevo al Papa una guirnalda de flores violetas y unos niños le dan la bienvenida, mientras el Papa reza una oración ante una imagen del nuevo santo, José Vaz, y lanza al vuelo una paloma blanca.
Iniciada la oración, el obispo de Maná le da la bienvenida y las gracias por su visita al país y su amor a los pobres.
El prelado asegura al papa que su presencia aquí es «una bendición» y le recuerda que todos oran por él. Por último, pide que Dios lo bendiga y la Virgen lo proteja.
El coro canta el himno al Espíritu Santo en tamil y cingalés.
Lectura de las Bienaventuranzas de Mateo: «Dichosos los que construyen la paz,p orque serán llamados hijos de Dios…»
Algunas frases de la aloución del Papa
«Estamos en la casa de nuestra madre»
«Ella nos da la bienvenida»
«Aquí todo peregrino se puede sentir en su casa, porque María nos lleva a la presencia de su hija»
«Aquí vienen tamiles y cingaleses por igual, como miembros de una única familia»
«Y encomiendan a María sus esperanzas y necesidades»
«Aquí en su casa se sienten seguros, saben que Dios está cerca»
«Familias que han sufrido mucho durante el largo conlficto que desgarró el corazón de Sri Lanka»
«Muchos asesinados en la terrible ola de violencia de aquellos años»
«No olviden aquellos trágicos acontecimientos»
«La Virgen permanece siempre con nosotros. Es la madre de toda la familia herida»
«María nunca olvida a sus hijos en esta Isla resplandeciente»
«Nunca se aparta de sus hijos que sufren en Sri Lanka»
«Queremos dar gracias a la Virgen por su presencia, ante tanto odio, violencia y destrucción»
«Que implore para nosotros la gracia de la misericordia de Dios»
«No es fácil perdonar…pero podemos experimentar el auténtico arrepentimiento y remordimiento»
«Sólo así podremos acercarnos unos a otros: dando y recibiendo el perdón verdadero»
«María perdonó a los verdugos al pie de la cruz…Quiere guiar ahora al pueblo de Sri Lanka hacia la auténtica reconciliación»
«Que acompañe a tamiles y cingaleses para construir la unidad perdida»
«Que todos sus hijos puedan volver a la casa de Dios con renovado espíritu de reconicliación»
«Que este santuario sea siempre una casa de oración y un remanso de paz»
Terminada la homilía del Papa, el obispo resume su catequesis en tamil y en cingalés.
Texto íntegro de la catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas
Estamos en la casa de nuestra Madre. Aquí ella nos da la bienvenida. En este santuario de Nuestra Señora de Madhu, todo peregrino se puede sentir en su casa, porque aquí María nos lleva a la presencia de su Hijo Jesús. Aquí vienen los habitantes de Sri Lanka, tamiles y cingaleses por igual, como miembros de una sola familia. Encomiendan a María sus alegrías y tristezas, sus esperanzas y necesidades.
Aquí, en su casa, se sienten seguros. Saben que Dios está muy cerca; sienten su amor; conocen su ternura y misericordia. Se encuentran hoy aquí familias que han sufrido mucho en el largo conflicto que rasgó el corazón de Sri Lanka. Muchas personas, tanto del norte como del sur, fueron asesinadas en la terrible violencia y derramamiento de sangre de aquellos años. Los habitantes de Sri Lanka no pueden olvidar los trágicos acontecimientos ocurridos en este mismo lugar, o el triste día en que la venerada imagen de María, que data de la llegada de los primeros cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario.
Pero la Virgen permanece siempre con vosotros. Ella es la madre de todo hogar, de toda familia herida, de todos los que están tratando de volver a una existencia pacífica. Hoy le damos las gracias por haber protegido a la población de Sri Lanka de tantos peligros pasados y presentes. María nunca olvida a sus hijos en esta isla resplandeciente. Al igual que nunca se apartó del lado de su Hijo en la cruz, así nunca se aparta de sus hijos que sufren en Sri Lanka. Hoy queremos dar las gracias a la Virgen por su presencia.
Ante tanto odio, violencia y destrucción, queremos darle las gracias porque sigue llevándonos a Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados. Pero también queremos pedirle que implore para nosotros la gracia de la misericordia de Dios. Pedimos también la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido. No es fácil hacer esto. Sin embargo, cuando llegamos a entender, a la luz de la Cruz, el mal que somos capaces de hacer, y del que incluso formamos parte, podremos experimentar el auténtico remordimiento y el verdadero arrepentimiento.
Sólo entonces podremos recibir la gracia de acercarnos unos a otros, con una verdadera contrición, dando y recibiendo el perdón verdadero. En esta difícil tarea de perdonar y tener paz, María siempre está presente para animarnos, para guiarnos, para mostrarnos el camino. De la misma manera que perdonó a los verdugos de su Hijo al pie de la cruz, y luego recibió su cuerpo exánime entre sus manos, así ahora quiere guiar al pueblo de Sri Lanka a una mayor reconciliación, para que el bálsamo del perdón y la misericordia de Dios proporcione una verdadera curación para todos. Por último, queremos pedir a María Madre que acompañe con su intercesión los esfuerzos de ambas comunidades de Sri Lanka, tamiles y cingaleses, por reconstruir la unidad que se había perdido.
Al igual que su imagen volvió a su santuario de Madhu después de la guerra, pedimos al Señor que todos sus hijos e hijas de Sri Lanka puedan volver a la casa de Dios con un renovado espíritu de reconciliación y comunión. Queridos hermanos y hermanas, me siento feliz de estar con vosotros en la casa de María. Oremos unos por otros. Sobre todo, pidamos que este santuario sea siempre una casa de oración y un remanso de paz. Que, por intercesión de Nuestra Señora de Madhu, todos los hombres encuentren aquí el ánimo y la fuerza para construir un futuro de reconciliación, justicia y paz para todos los hijos de esta querida tierra. Amén.