¿Tienen religión los coches?

¿Tienen religión los coches?


(PD).- La religión invade ya el mundo de la automoción. Por lo menos en el mundo musulmán, donde dos grandes compañías fabricantes de automóviles, la iraní Khodro y la malaya Proton, se han unido para diseñar y fabricar el que ya han bautizado como el coche islámico.

Escribe Antonio Baquero en El Periódico que el proyecto ha sido apadrinado por la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), el organismo que reúne a los países musulmanes, y desde su anuncio ha desatado tanta expectativa como polémica.

«El objetivo es que el coche esté en el mercado en el 2011», anunció Manucher Manteghi, el presidente de la compañía iraní Khodro, quien señaló que los trabajos comenzarán en marzo.

Financiación propia
Pero, ¿qué es lo que hace que un coche sea islámico? Según los responsables de la compañía iraní, que tanto la producción como la financiación provendrán en su totalidad del mundo islámico, sin ninguna influencia occidental ni japonesa.

No obstante, Manteghi aseguró que «los mejores diseñadores europeos de vehículos van a ser invitados a participar en el diseño de este coche, que contará con la tecnología propia del año 2011».

Por si eso no bastara, Syed Zainal Abidín Syed Mohamed Tahir, el presidente de la malaya Proton, anunció que el vehículo incluirá accesorios puramente islámicos.

Entre ellos destaca una brújula que indicará constantemente al conductor la dirección en la que se encuentre La Meca, para que pueda realizar correctamente las cinco oraciones. Además, el vehículo tendrá un compartimento especial para guardar el Corán y otro para la alfombra que se usa para practicar el rezo.

No obstante, el presidente de la compañía iraní avisó de que esos complementos religiosos «no irán de serie» y serán opcionales. Pese a todo, Manteghi declaró que «cualquier país musulmán puede pedir el equipamiento adicional que desee según sus necesidades».

«Además de los países musulmanes, este coche será capaz de competir comercialmente en el mercado mundial», dijo el presidente de Khodro, quien, no obstante, reconoció que el mercado prioritario de este coche será «Oriente Próximo, el Magreb, Asia y África».

Mercado común
Las estimaciones de la compañía iraní son de que «la demanda inicial será de cinco millones de unidades».

«Con este proyecto, los países islámicos pondremos punto final al monopolio que en el comercio de coches tienen los europeos, los estadounidenses y los japoneses», sentenció Manteghi, que se mostró eufórico con el proyecto.

«Crear un mercado de interés común de países que intercambian coches y componentes, que desarrollan vínculos económicos y que proporciona un terreno adecuado para las sociedades compartidas (joint ventures) de países islámicos en la industria de la automoción, es uno de lo mayores objetivos de este proyecto», dijo el responsable de Khodro, quien avanzó que la fabricación del coche islámico permitirá a los países musulmanes «mejorar su industria y su economía».

Aunque sea desconocida en las carreteras europeas, Khodro no es una compañía pequeña. Participada en parte por el Estado iraní, es la mayor empresa de automoción del mundo islámico.

Produjo 502.000 vehículos en el año 2006 y, además de Irán, tiene plantas de producción en Azerbayán, Bielorrusia y Venezuela. Su poderío no ha pasado desapercibido a gigantes como Renault, Peugeot, Daimler y Hyundai, con quien tiene acuerdos de fabricación.

Sin embargo, no todos los musulmanes han acogido el proyecto positivamente. El intelectual malayo Alí Taufik al Atás, del Instituto de Pensamiento Islámico de Malasia, criticó duramente en una columna de opinión que se empleara «el término islámico como una herramienta publicitaria destinada puramente a ganar dinero». Al Atás advirtió de que proyectos de este tipo, «lejos de ennoblecer al mundo islámico, solo sirven para avergonzarlo y ridiculizarlo».

«Todoterreno judío»
Por su parte, Austin Weber, redactor de Assembly, una revista especializada en la industria de ensamblaje, se preguntó si el mundo de la automoción «está listo para mezclar su actividad con la religión». «Desde luego, las posibilidades de un producto así son toda una incógnita. Quizá el Vaticano deba plantearse un coche católico o quizá veamos aparecer un todoterreno judío», sentencia.

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