Carlo Ancelotti está demostrando, poco a poco, paso a paso, por qué en Madrid aterrizó bajo el apelativo de ‘el pacificador’.
El último episodio en el que ha demostrado sus destrezas como garante de la calma blanca tiene, además, el añadido de que le toca de cerca. Es cosa de familia.
Porque esta semana su hija, Katia Ancelotti, ha añadido un poco más de gasolina al fuego que arde bajo la portería del Real Madrid. Ya saben, el debate sobre si debe jugar Casillas o Diego López.
«¿Por qué todo el mundo se preocupa por Iker Casillas y a nadie le importa cómo está Diego López? No lo entiendo, es un portero buenísimo, con un montón de aptitudes», comentó la muchacha en la revista ‘Vanity Fair’.
Las declaraciones de Katia, obvio, no sentaron demasiado bien en el entorno del propio Casillas. Eso lo sabía un Ancelotti que ayer decidió tomar el toro por los cuernos y asumir él la responsabilidad que, en realidad, correspondía a su hija.
Este 11 de febrero de 2014, el técnico blanco se reunió en privado con el propio portero del Real Madrid para pedirle perdón por las palabras de su hija, un hecho que el mismo Casillas reconoció y agradeció anoche en la sintonía de la Cadena Cope.
«Son cosas que pasan. Ayer ya hablé con el míster y todo quedó zanjado. No vamos a darle más importancia».
