Esta vez no hubo sorpresas, ni angustias, ni noches negras. Ningún
‘caso Cheryshev’
que le ponga picante a la primera ronda de la
Copa del Rey
para el
Real Madrid, quizá el club de los grandes que más acostumbrado a sorpresas ha estado en la última década. Esta vez sucedió lo probable, lo esperado y lo lógico, sobre todo cuando, como lleva siendo obsesión durante toda la temporada en
Zinedine Zidane, el francés quiere tener a
24 futbolistas enchufados, concienciados de que cualquiera de ellos puede ser importante en cualquier momento y en cualquier lugar.
Y todos, con un reto en mente: Ganarlo todo. Algo siempre exigido en la casa blanca, pero que prácticamente nunca se ha logrado. El 1-7 final cierra la primera eliminatoria y pone al equipo a pensar en otras cosas, que falta hace, en una noche de reivindicación, quizá, de la Copa a partido único, tema recurrente siempre que llegan estas fechas y que únicamente los dirigentes parecen querer ignorar.
Hubo varias claves que definieron el choque:
La alineación:
Se había especulado (y nosotros mismos habíamos ‘picado’, como la mayoría de medios) con muchas sorpresas por parte de Zidane. Que si Fábio Coentrao titular después de seis meses de inactividad; que si Lienhart o Mariano titulares, que si minutos para Odegaard o algún otro miembro del Castilla. Para nada. El francés alineó un once no ya de garantías, sino perfectamente reconocible respecto a lo que estamos acostumbrados a ver cada fin de semana. El delantero hispano dominicano fue el único miembro del filial que disfrutó de minutos (y de un gol, el último), en una alineación con Carvajal, Pepe, Kroos, James o Isco, y con el trío de suplentes de la BBC pero tan en boca de todos últimamente: Vázquez – Morata y Asensio. El mensaje era claro. No relajarse, sentenciar desde el principio y pasar página pensando en lo que viene.
Seriedad:
Pese a todo, hacía falta que los jugadores respondieran ante el movimiento táctico de su entrenador, y precisamente el capítulo de la tan famosa intensidad es lo que según muchos le está faltando al Real Madrid en no pocos inicios de partidos esta temporada. No se puede decir que fuese esta otra de esas ocasiones. Sin alardes y sin excederse en cuanto a esfuerzo el Madrid fue correcto en la presión, serio en la concentración defensiva y aceptablemente dinámico en la rapidez de circulación. Sólo con eso bastó para que, a los cinco minutos, una falta provocada por todo ese trabajo previo hiciera que la Cultural se marcara gol en propia puerta.