(PD/Agencias).- Sus hijos y sus nietos -si los hay- esperan ansiosos la inminente llegada de los Reyes Magos. Para ellos no existe la censura a la hora de redactar sus correspondientes cartas a sus Majestades de Oriente. Pueden pedir lo que quieran. Al menos, si así lo desean. Como subrayan Jorge Zuloaga y Pedro Calvo en El Economista, por dinero no será.
Haciendo bueno el dicho de que el dinero llama al dinero, diez de los mayores empresarios españoles obtuvieron unas plusvalías latentes superiores a los 1.000 millones de euros en bolsa durante 2006 -según los cálculos realizados al cierre de la sesión del 27 de diciembre-.
Semejante cosecha contó con un caldo de cultivo ideal para fraguarse. El pasado ejercicio resultó especialmente brillante en los parqués españoles. El índice bursátil de referencia, el Ibex 35, cerró el año con un espectacular avance del 31,8 por ciento, prácticamente el doble de lo que sumaron los principales indicadores norteamericanos y diez puntos más de lo que repuntaron sus homólogos europeos. De hecho, el Ibex no vivía un ejercicio tan positivo desde 1998, cuando se revalorizó un 35,58 por ciento.
Pujanza del ‘ladrillo’
Pero, además de un entorno general de lo más propicio, que permitió que el valor de las participaciones empresariales de estos inversores se multiplicara, la mayoría de ellos contó a su favor con un condimento más puntual que también les benefició: el protagonismo que siguió acompañando a los sectores constructor e inmobiliario durante los doce últimos meses.
Ya fuese por las compras que llevaron a cabo, por las ofertas de adquisición que recibieron o por la pugna que protagonizaron sus principales accionistas por el control de la compañía correspondiente, el caso es que la lista de los inversores que sacaron un mejor partido a 2006 está copada por presidentes de empresas constructoras e inmobiliarias.
Todo un clásico
Sin embargo, el mejor entre los mejores, la persona que encabeza la lista de las mayores plusvalías bursátiles en 2006, no pertenece a ninguno de esos negocios. Eso sí, es todo un clásico dentro de este tipo de rankings.
Se trata de Amancio Ortega, el alma mater del milagro Inditex, compañía que aún preside y de la que posee un 59,29 por ciento. A lo largo del pasado ejercicio, su riqueza potencial creció en 5.141 millones de euros gracias a la subida de casi el 50 por ciento que acumularon los títulos de la empresa de moda.
El pódium lo completan dos de los empresarios que acapararon una mayor atención durante el último año.
Son Román Sanahuja y Joaquín Rivero, que acabaron siendo los grandes triunfadores del fuego cruzado de opas -ofertas públicas de adquisición- que lanzaron para tratar de hacerse con el control de Metrovacesa.
Antes de sus respectivas propuestas, Sanahuja poseía casi un 19 por ciento del capital de la inmobiliaria -un 24,29 por ciento si se sumaba la presencia total de su familia en el accionariado-, frente al 6,7 por ciento que tenía el presidente, Joaquín Rivero.
Una vez resueltas las opas, el primero ha pasado a controlar el 40 por ciento de Metrovacesa, frente al 36,14 por ciento que ostenta el segundo.
Pero si estos aumentos se han revelado claves para explicar las plusvalías latentes acumuladas se debe a que, desde la resolución de las opas el pasado 20 de septiembre, las acciones de la inmobiliaria se han disparado más de un 60 por ciento.
En concreto, cada título ha pasado de valer en el mercado 78,3 euros a rozar en estos momentos los 130. Esta espectacular evolución late detrás del botín obtenido por ambos: el de Sanahuja ascendió a los 3.112 millones, por los 2.839 millones de Rivero.
Portillo, Entrecanales y Koplowitz
Los siguientes miembros de esta selecta clasificación acceden a ella gracias, en buena medida, tanto a la involucración de sus compañías en movimientos corporativos como a la vertical subida que experimentaron esas mismas empresas durante el pasado ejercicio.
El presidente de Inmocaral, Luis Portillo, reunió a la perfección ambas características. Su gran jugada consistió en adquirir una de sus competidoras, la inmobiliaria Colonial, una de las maniobras que llevó a sus acciones a revalorizarse un 375 por ciento en sólo doce meses. Todo ello propició que amasara unas plusvalías latentes de 2.498 millones.
José Manuel Entrecanales y Esther Koplowitz comparten el honor de superar igualmente la barrera de los 2.000 millones en ganancias potenciales en el transcurso del último año. Las del primero alcanzaron los 2.306 millones de euros, mientras que las de la segunda se situaron en los 2.015 millones.
Hermanos March
Los hermanos Carlos y Juan March figuran en el top ten de los inversores, con 1.934 millones de euros. El incremento de sus participaciones en la constructora ACS y en la siderúrgica Acerinox actuó como motor de esas ganancias. Le sigue el empresario que posiblemente protagonizó la mayor sorpresa de 2006. Es Enrique Bañuelos, presidente de la inmobiliaria Astroc.
Y no sólo porque fue capaz de sacar a bolsa una empresa que hasta entonces se trataba de una gran desconocida, sino porque sobre todo logró seducir al mercado. Desde que se estrenó en el parqué en mayo, sus acciones repuntaron nada más y nada menos que un 520 por ciento.
Para Bañuelos, que aún posee el 51,58 por ciento de Astroc, esta extraordinaria evolución se tradujo en unas plusvalías latentes de 1.891 millones.
Del Pino y del Rivero
Rafael del Pino, que en 2006 cerró con éxito la compra de la británica BAA por parte de la empresa que preside, Ferrovial; y Luis del Rivero, que llevó a la constructora Sacyr Vallehermoso a la guerra energética después de adquirir un 20 por ciento de Repsol, completan el top ten. Sus plusvalías latentes se situaron en los 1.226 millones de euros y los 1.062 millones, respectivamente.
Otros candidatos
Aunque éstos fueron los diez inversores a los que más les sonrió la fortuna el pasado año, la lista puede ampliarse. Candidatos no faltan. Pese a que sus ganancias potenciales no llegaron a la redonda cifra de los 1.000 millones de euros, al menos otra quincena de grandes accionistas alcanzaron unas plusvalías superiores a los 100 millones de euros.
El que empujó con más fuerza fue otro de los financieros que cuenta con una experiencia más dilatada en los mercados, Juan Abelló. Las plusvalías sin realizar que amasó con sus inversiones en Sacyr y CVNE rebasaron los 800 millones de euros.
Otros empresarios reconocidos, como el presidente de ACS, Florentino Pérez, o el de OHL, Juan Miguel Villar Mir, se asomaron a la lista con unas carteras 551 millones y 448 millones más ricas, respectivamente, que un año antes. El buen año vivido por Sol Meliá, cuyas acciones se revalorizaron un 40 por ciento en 2006, permitieron que Gabriel Escarrer, que posee un 61 por ciento de la hotelera, se encaramara a la lista con unas ganancias no realizadas de 483 millones de euros. José Lladó, presidente de Técnicas Reunidas y Alicia Koplowitz, poseedora de un 11 por ciento de Acerinox, presentan igualmente unas plusvalías superiores a los 300 millones de euros. Juan Luis Arregui, gracias a sus participaciones en Iberdrola y Ence, aparece con más de 250 millones.
Polanco, no tan contento…
Pero tampoco hay que extraer la conclusión de que resulta sencillo obtener beneficios tan altos en los mercados. De hecho, 2006 no le fue tan bien a todos los grandes inversores, sobre todo porque la jugosa subida del Ibex no salpicó a todas las empresas.
Es más, algunas no es que no se acercaran a esos números, sino que los que registraron estuvieron teñidos de rojo, con las consecuentes pérdidas para sus accionistas. El mayor ejemplo fue Jesús de Polanco.
El presidente y máximo inversor de Prisa vio cómo su cartera perdió más de 130 millones de euros de valor bursátil durante el año, arrastradas por el calvario en el parqué de Sogecable.
Sin embargo, el presidente de Prisa no fue el único que sufrió inclemencias bursátiles en el pasado ejercicio bursátil. En menor medida las padeció Leopoldo Fernández Pujals, presidente y máximo accionista de Jazztel, cuya cartera desaparecieron 18 millones de euros.
