Prometer ha prometido.
Y esta vez, a deferencia de la primera, llega con la lección sabida, controlando todos los resortes y sabiendo que no tiene mucho tiempo para cumplir.
A dos días de que Donald Trump asuma nuevamente la presidencia de los Estados Unidos, las promesas económicas que lo llevaron a la victoria electoral se enfrentan a la dura realidad de un panorama económico global complejo.
El mandatario electo ha reiterado su compromiso de implementar cambios significativos en la economía estadounidense, pero los expertos advierten que cumplir con todas sus promesas podría ser más difícil de lo previsto.
Trump ha prometido acabar con la inflación, imponer aranceles generalizados y realizar recortes sustanciales en impuestos, regulaciones y el tamaño del gobierno.
Sin embargo, estas propuestas podrían entrar en conflicto entre sí y con la realidad económica actual.
Uno de los principales desafíos que enfrentará la administración Trump será abordar la inflación.
El presidente electo ha asegurado repetidamente que «los precios bajarán», una promesa arriesgada considerando que la deflación suele asociarse con recesiones económicas. Aunque la inflación se ha reducido significativamente, eliminarla por completo podría resultar complicado.
Los planes de Trump para aumentar la producción de petróleo y gas en Estados Unidos, con el objetivo de reducir los costos energéticos, podrían tener un impacto limitado. Los analistas señalan que muchos factores que influyen en la inflación y los precios de la energía están fuera del control presidencial.
La implementación de aranceles generalizados, otra promesa clave de Trump, podría tener consecuencias no deseadas.
El presidente electo ha propuesto imponer aranceles de al menos un 10% a todas las importaciones, llegando hasta un 60% para los productos provenientes de China.
Esta medida podría provocar un aumento en los precios para los consumidores estadounidenses y dificultades para las empresas que se enfrenten a represalias extranjeras.
Los expertos advierten que la mera discusión sobre estas políticas arancelarias está generando incertidumbre, lo que podría frenar la inversión y ralentizar el crecimiento económico de Estados Unidos. Según estimaciones de Oxford Economics, el impacto podría reducir el crecimiento hasta en un 0,6% a mediados de 2025.
En cuanto a la Unión Europea, las amenazas de Trump de imponer aranceles a aliados como Dinamarca han generado preocupación. Las relaciones comerciales entre Estados Unidos y la UE podrían verse tensadas, lo que podría afectar negativamente a ambas economías.
Para América Latina, las políticas de Trump podrían tener un impacto mixto. Por un lado, la imposición de aranceles a productos chinos podría beneficiar a algunos países latinoamericanos al hacerlos más competitivos en el mercado estadounidense. Sin embargo, si Trump cumple su promesa de imponer aranceles generalizados, esto podría afectar negativamente a las exportaciones latinoamericanas hacia Estados Unidos.
El plan fiscal de Trump, que incluye la extensión de los recortes de impuestos de 2017 y promesas de reducciones adicionales, ha generado preocupación entre los expertos. Romina Boccia, del Instituto Cato, pronostica un aumento en los préstamos durante la administración Trump, lo que podría contribuir a presiones inflacionarias adicionales.
La creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por Elon Musk y Vivek Ramaswamy, ha generado expectativas sobre posibles recortes en el gasto gubernamental. Sin embargo, el propio departamento ha reducido públicamente sus aspiraciones, lo que sugiere que los cambios drásticos prometidos por Trump podrían no materializarse.
En el frente internacional, Trump parece haber moderado su retórica sobre el conflicto en Ucrania, reconociendo que es un tema «difícil». Este cambio de tono podría indicar una mayor cautela en su enfoque de la política exterior, lo que podría tener implicaciones para los mercados energéticos y alimentarios globales.
A medida que se acerca el 20 de enero, fecha de la toma de posesión de Trump, los mercados y los líderes empresariales observan con atención cómo se desarrollarán estas promesas económicas.
La capacidad de Trump para navegar entre sus ambiciosas propuestas y las realidades económicas globales determinará en gran medida el éxito de su segundo mandato y el impacto en la economía mundial.