Refinar una fórmula que funciona no siempre es fácil

Ford C-Max y Grand C-Max: una apuesta fuerte en un segmento pujante

Potenciar los aciertos, solventar los fallos e intuir lo que busca el cliente futuro es complicado

Ford C-Max y Grand C-Max: una apuesta fuerte en un segmento pujante
FordC MAX_exterior34 The Motor Lobby - S.H

Y son precisamente esos los tres pilares en los que Ford ha apoyado la renovación de sus monovolúmenes de tamaño medio. Obviamente, el esfuerzo de la marca al actualizar los dos modelos se ve reflejado en todos los ámbitos, y al comprobar que los precios intentan mantenerse inalterados, no podemos por menos que aplaudir y colocarlos entre las grandes opciones a tener en cuenta hoy en este segmento. Y es que, aunque no podamos hablar propiamente de modelos nuevos, sí que podemos afirmar con rotundidad que la marca va bastante más allá de un restyling en todos los sentidos.

El cambio que más salta a la vista es la adaptación de la imagen a la nueva que ya han ido incorporando modelos de la marca como el Focus o el Fiesta. Una parrilla generosa en forma de trapecio invertido, grupos ópticos completamente nuevos y, en el caso del Grand C-Max, una puerta trasera que abandona la apertura de compás para volverse corredera. En un modelo familiar de siete plazas como éste, destinado a transportar niños en las plazas de atrás, se agradece la atención.

En el interior, de nuevo se incorpora la filosofía basada en lo que dice el cliente –y los estudios de mercado de la marca– que ya habíamos ido viendo implementada con acierto en modelos como el Focus (origen hace más de diez años del coche que hoy analizamos). Por tanto, los elementos se distribuyen de una manera más sencilla e intuitiva, con menos botones e indicadores y aumentan los acabados de calidad satinados y cromados. El gran cambio, además de en el excelente aislamiento acústico del interior, está en la consola central, presidida por una pantalla que puede llegar a ser de 8 pulgadas y táctil dependiendo del acabado y rematada en un reposabrazos retráctil muy funcional.

A mayores, y para quien quiera y pueda pagarlo, tendremos opciones reservadas hasta ahora para vehículos de segmentos superiores como el volante calefactado o los faros bi-xenón HID con iluminación adaptativa.

La joya está bajo el capó

No vamos a descubrir hoy los motores EcoBoost y TDCi de la marca. Han ganado premios merecidos y se les reconoce como mecánicas de vanguardia. No son novedad, aunque sí lo es que se incluya por vez primera tecnología start & stop, que es uno de los factores principales que pesan en la reducción de emisiones que anuncia la marca y que oscila entre un seis y un veinte por ciento, dependiendo de la mecánica.

Por resumir, podremos encontrar en este modelo con el Ecoboost actual 1.0 de 100 y 125 cv, y con el nuevo en el modelo 1.5 de 150 y 182 cv, del que hablaremos más adelante. En el TDCi, la novedad la marcan los nuevos 1.5 de 95 y 120 cv y el ya conocido 2.0 de 150 cv, todos ellos con caja de seis velocidades. El esfuerzo en el ajuste de las mecánicas ha conseguido que la marca saque pecho y cumpla ya con el modelo la normativa europea de emisiones Euro VI con todos los modelos y desde su lanzamiento. Y lo que es más importante, sin que ese ajuste vaya en detrimento de la potencia, que se mantiene o sube ligeramente en todos los modelos.

Ya hemos ido avanzando algunas de las novedades que incorporan tanto el C-Max como el Grand C-Max. Donde de verdad se produce un avance significativo con respecto al modelo al que antecede es en la inclusión de tecnología. Preguntando a uno de los ingenieros que intervino en el rediseño de este modelo de qué logro estaba más orgulloso, pudimos comprobar como no dudaba al señalar el equilibrio que la marca ha conseguido simplificando los interiores y mejorando la usabilidad del conjunto, mientras se incorporaban muchas tecnologías nuevas a la electrónica del vehículo.

Y quizá tengamos que reconocer que ese mantra que repite la marca de utilizar sólo tecnologías relevantes para el conductor se cumple en este modelo a la perfección. Una vez en el puesto de conducción es fácil ver que el coche es consciente de todo lo que le rodea y que puede anticipar peligros y accidentes o hacer más cómodas maniobras como la apertura de portón sin manos o el aparcamiento.

El nuevo abanico de sensores montados en el C-Max nos pueden avisar ahora de tráfico que se cruza en nuestro camino o intervenir de manera más eficiente en los frenos y motor si nos acercamos a demasiada velocidad a un objeto inmóvil. Y los mismos sensores que nos ayudan en ese Active City Stop, pueden además ayudarnos en ruta manteniendo el coche a la distancia que le indiquemos de los vehículos que nos preceden, aún con el control de crucero activado. Merece mención especial también el aparcamiento asistido, que ya incluía la marca y que da un paso más para ayudarnos ahora, además de en los aparcamientos en línea, a estacionar en paralelo.

En la opción de equipamiento más lujosa, tendremos acceso además al sistema SYNC 2, que opera a través de una pantalla táctil de 8 pulgadas y que reconoce comandos vocales tanto para buscar localizaciones como para activar sistemas del coche. Y, ya con menos tecnología de por medio pero no por ello menos funcionalidad, tenemos que aplaudir el nuevo plegado de las plazas intermedias en el Grand C-Max para crear un cómodo camino libre para que los niños puedan acceder a las dos plazas del fondo, evitando acciones engorrosas como tener que desmontar la silla infantil para facilitar ese acceso.

Sensaciones al volante

Lo primero que comprobamos al conducir un Ford C-Max o un Grand C-Max es la insonorización del habitáculo, realmente mejorada con respecto a la versión anterior. Los motores de gasolina parecen casi eléctricos y los diésel parecen gasolina. Ese trabajo realizado a base de mejoras aerodinámicas y el uso de nuevos materiales aislantes incrementa el confort de marcha que se beneficia además de tecnologías como el start & stop que vienen para añadir silencio a nuestra conducción.

Una de las grandes cualidades de la anterior versión era el chasis, de una nobleza y  comportamiento dinámico notable. Y en ese sentido, las cosas no han cambiado demasiado en esta nueva versión, que nos hace olvidar por momentos que estamos al volante de un monovolumen. La dirección responde con precisión y el puesto de conducción es extremadamente cómodo, permitiéndonos conducir reduciendo la fatiga y la tensión al máximo.

Los nuevos motores incorporados al modelo responden de manera excepcional. En concreto, el nuevo Ecoboost 1.5 de 182 cv se muestra en todo su esplendor mostrando una suavidad y respuesta inmejorables, con consumos razonables. Aunque es ese punto en el que los diésel sorprenden más. Los nuevos TDCi aportan un enorme equilibrio entre respuesta y consumo, que quizá se inclina más de este último lado.

Por último, las ayudas electrónicas son omnipresentes pero no invasivas. Uno puede ver que el coche está vigilante y es consciente en todo momento de los potenciales peligros que lo rodean, pero intenta transmitir esa información al conductor de manera que no resulte molesta ni distractiva.

Los precios del Ford C-Max arrancan en 20.000 euros para la versión de entrada de la marca –1.0 de 100 cv– y llegan hasta los 26.500 del 2.0 TDCi de 150 cv. En el Grand C-Max, los modelos equivalentes arrancan en casi 22.000 euros y llegan hasta los 28.000 de la versión más equipada.

Desde nuestro punto de vista, Ford ha afinado su monovolumen de tamaño medio para competir en las mejores condiciones con todos los rivales en el segmento. El paso adelante es más que evidente en todos los sentidos, empezando por el diseño, pasando por la eficiencia y buenas sensaciones de conducción y terminando por la inclusión de abundante tecnología al servicio del conductor.

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