La guerra de los compactos Premium se ha tornado encarnizada en los últimos años con la llegada del Mercedes Clase A y su giro de 180 grados en posicionamiento. En esta batalla BMW tiene en su Serie 1 a un modelo muy de nicho con su tracción trasera y dinamismo sin concesiones, un modelo que prima el placer de conducción sobre el resto de atributos. Ello sin embargo tiene reflejo en las ventas, que obviamente no llegan al nivel de sus rivales del grupo VAG, el A3 y especialmente el Golf, que tiene ese aura de líder difícil de contrarrestar.
Es por ello que el posicionamiento del BMW Serie 1 a nosotros nos gusta especialmente, pero no está de más que la marca haya hecho un esfuerzo por actualizar su imagen y sobre todo sus mecánicas y su equipamiento para que los incondicionales de la marca tengan una mayor satisfacción de compra. El mayor problema es que la factura sigue siendo elevada, pero por lo menos ahora no habrá quejas de que encima su coche viene “pelado”. Los nuevos bloques de tres cilindros tanto en gasolina como en diésel sirven de acceso a la gama, y los precios arrancan en 25.200€ en el caso del 116i con carrocería de tres puertas y en 26.100€ en el caso del 116d. Para tener cinco puertas hay que desembolsar 1.050 euros extra.
Cuando pensamos en esos modelos básicos ahora debemos contar con que vienen dotados de serie con elementos como el sensor de lluvia, la alerta de presión de neumáticos o una pantalla central de 6,5 pulgadas, lo que unido a los sólidos acabados de BMW hace que la sensación de calidad percibida haya mejorado en el Serie 1. Además la suavidad mecánica hace que estas versiones de acceso ya consigan que el conductor se sienta a los mandos de un coche de mayor empaque. Los niveles de equipamiento opcional se dividen en cuatro escalones enfocados a cada tipo de cliente: Advantage, Sport, Urban y M Sport, y entre las opciones está la cámara de visión trasera, el asistente de aparcamiento, un sistema de reconocimiento de señales de tráfico o un control de velocidad activo e inteligente coordinado con la navegación y que puede llegar a detener el coche por completo.
La gama está compuesta por cinco versiones de gasolina —116i (109 CV), 118i (136 CV), 120i (177 CV), 125i (218 CV) y M135i (326 CV)— y tres diésel —116d (116 CV), 118d (150 CV) y 120d (190 CV)—. Además de todos ellos el BMW 116d EfficientDynamics Edition es la versión más eficiente de la marca, y gracias a una gestión específica del motor consigue un consumo medio homologado de 3,4 l/100 km, 0,3 litros menos que la versión estándar. La caja de cambios de 8 velocidades opcional le sienta como un guante a los motores más potentes, y como ya sucedió en la anterior generación el sistema de tracción total xDrive se puede montar también en el compacto bávaro con las versiones 118 y 120d y con el M135i.
En esta toma de contacto nos hemos podido poner a los mandos del BMW Serie 1 116d y las sensaciones han sido muy sorprendentes. Este bloque rezuma suavidad y agrado de conducción a pesar de su condición de tricilindrico, y los consumos son realmente contenidos en conducción real mientras que ante el requerimiento del acelerador los 116CV parecen dar más de sí. Tienen brío y permiten una conducción muy desahogada en cualquier circunstancia, devorando kilómetros de vía rápida a regímenes de revoluciones muy contenidos. Silencioso y voluntarioso, es una opción perfecta para el día a día que permite importantes ahorros y acceder a un nivel de distinción extra a un precio más comedido, mientras que las sensaciones tras el volante evocan una sonrisa en la cara a la mínima que la carretera nos regala alguna curva gracias a su equilibrio dinámico, con un chasis muy por encima del motor claro. Nos lo compraríamos sin dudarlo y pediríamos a fábrica que no le pongan identificación mecánica alguna…
