El número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo en agosto disminuyó por primera vez desde el año 2000, aunque en apenas 31 personas, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
En los últimos 13 años, el número de personas apuntadas al antiguo Inem había aumentado siempre en el principal mes de vacaciones, pero en esta ocasión el descenso registrado en el colectivo de personas sin empleo anterior ha permitido enjugar los aumentos sufridos en el resto de sectores.
De hecho, el número de afiliados a la Seguridad Social registró un descenso medio de 99.069 ocupados con respecto a julio, un 0,60% menos.
Tras el recorte, el total de ocupados se ha situado en 16.327.687 cotizantes al finalizar el mes. Del lado del empleo, se trata del mejor dato desde 2005, cuando la afiliación retrocedió en 87.556 personas. La ocupación siempre ha registrado descensos en agosto desde 2001. En términos interanuales, el descenso acumulado es de 568.290 cotizantes (-3,3%).
El paro baja de los seis millones tras su mayor descenso de toda la crisis
El INE revela que toda la creación de empleo se debe al ‘efecto verano’
El trabajo a tiempo parcial bate récords por la reforma laboral y la crisis
Con el balance de agosto, el paro registrado encadena seis meses de caídas, en los que el desempleo ha descendido en más de 340.000 personas. Sin embargo, toda la creación de empleo de los últimos meses se ha debido a la campaña de verano, según ha reconocido el INE. Además, por culpa de la grave crisis que ha atravesado el país, el trabajo a tiempo parcial ha batido todos sus récords, a lo que también ha contribuido de manera destacada la reforma laboral.
En términos desestacionalizados, el desempleo se ha situado en 4.870.215, lo que supone 13.700 parados menos que el valor desestacionalizado del paro registrado en julio.
Con estas cifras, la secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo, ha destacado que los datos de paro y contratación continúan en agosto con un comportamiento coherente con la evolución positiva de otros indicadores económicos, como la mejora de las expectativas y de la competitividad, «junto a un incremento de la credibilidad en la economía».