El acreedor aprieta y a menudo ahoga.
Como explican Javier Romera, Laura de la Quintana y Rubén Esteller en ‘El Economista’, este 10 de diciembre de 2018, la situación de Dia se vuelve cada vez un poco más complicada. Los grandes proveedores de la cadena de supermercados han empezado a apretar las tuercas y a exigir a la empresa que dirige Antonio Coto romper los contratos vigentes en la actualidad para adelantar los pagos, que al cierre del último ejercicio se elevaban a un plazo medio de 48 días, por debajo, por lo tanto ya de muchas otras empresas del sector.
Según confirman fuentes del mercado, es una medida que se ha empezado a tomar ante el temor a que se pudiera producir una situación de impago y después de que entidades como Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell o Deutsche Bank hayan limitado al máximo las líneas de confirming, que permite la financiación para el pago a proveedores.
Fuentes de la industria admiten, no obstante, que «la cancelación de los contratos es muy compleja debido a las cláusulas y condiciones firmadas».
De momento, Dia se está viendo obligada a tener que recurrir a su propia caja, pero ante el deterioro constante que se está produciendo en las ventas, sus dificultades de pago pueden ir en aumento.
De acuerdo con los cálculos realizados por Moody’s, la caja de Dia a cierre del tercer trimestre el 30 de septiembre se elevaba a 132 millones de euros, lo que implica una caída del 23,6% frente a los 172,8 millones con los que concluyó el primer semestre del ejercicio, el último dato hecho público por la compañía.