Padezco desviación en la columna vertebral, médicamente llamada cifosis dorsal. Mala higiene postural y otros factores me llevaron a eso. Y en las últimas semanas vuelvo a sentir molestias constantes en la espalda a pesar de mi práctica habitual de natación.
Me he propuesto perder peso, introducirme en el método Pilates y repescar mis clásicas asanas de yoga, dejadas de lado justo desde hace once meses (mientras practicaba yoga casi nunca tenía dolores de espalda. Marchó mi instructora argentina, Julia, y abandoné la práctica).
La tesis doctoral que ahora me ocupa requiere muchas horas de vida sedentaria. Pero si la espalda duele, el rendimiento se resiente. Hay que aplicarse a buscar soluciones ya que como siempre he dicho la espalda de una persona da la medida de su juventud real. Además, una espalda recta es toda una declaración de intenciones, una actitud ante el mundo, un porte bello.
(Mi espalda, así ha «envejecido» por falta de cuidados efectivos. Pero voy a poner remedio. A fortalecer mi abdomen, a comer menos y regular mis pausas frente al ordenador. Ya basta de hombros que caen hacia delante y cervicales que se tensionan. Voy a conjurarme).