Medio siglo del primer Gran Hermano comunista

Medio siglo del primer Gran Hermano comunista

Sergio Correa (BBC Mundo).- En 1957 , hace 50 años, Erich Mielke tomó el mando del Ministerio de Seguridad Estatal de la Alemania comunista y lo convirtió en una de las policías políticas más temidas de la historia, la Stasi.

Ya en su discurso, al tomar el cargo de jefe de la Stasi, se podía presentir el destino que Mielke le daría a la organización: «debemos saberlo todo, camaradas, nada debe pasar inadvertido para nosotros» .

Durante esos 32 años, bajo el mando de Mielke, la Stasi formó una gigantesca red compuesta por 90.000 funcionarios y entre 200.000 y 300.000 «colaboradores no oficiales», civiles reclutados para espiar a colegas y hasta familiares.

De esa enorme red quedan como legado los edificios de la Stasi y sus archivos, con 39 millones de fichas y más de 180 kilómetros de actas que documentan el grado de vigilancia que se ejerció sobre los ciudadanos de la ex República Democrática Alemana.

Stasi a la Bond

Pese a esto, parece que los «hijos de la reunificación», los alemanes que nacieron después de 1989, tienen una imagen bastante inocente de la Stasi, como mostró un estudio publicado esta semana por la Universidad Libre de Berlín, para el que se entrevistó a muchachos de entre 15 y 17 años.

Tienen una imagen a la James Bond de la Stasi. Cerca del 40% cree que no era distinta a cualquier otro servicio secreto y pocos parecen saber de su función como aparato represor del estado de la RDA,

dijo Klaus Schröder, uno de los autores del informe.

Los investigadores señalaron, además, que la mayoría de los hijos de los habitantes de la Alemania del este tienen una buena impresión general de lo que era la antigua república socialista, aunque lo mismo ocurre entre los jóvenes de la parte occidental, respecto a la Alemania Federal de esa época.

La historia de las dos Alemania no la vivieron, lo que saben le llegó a través de sus padres. El estudio parece mostrar lo divididas que está aún esas generaciones de las dos Alemanias cuando interpretan su historia.

Los archivos

Cualquier ciudadano puede acudir al actual archivo, a cargo de una autoridad del Gobierno Federal, y preguntar si está «su ficha». El trámite es simple: se llena un formulario y se espera un par de meses, hasta que llega el aviso.

La persona entra a una sala bastante aséptica. Un funcionario llega con una suerte de mesa con ruedas y arriba, apiladas, sus actas. A veces son pequeñas, pero para quienes tuvieron algún contacto, aún vagamente político -como haber sido ecologista- suelen ser montañas de papeles.

Los funcionarios de este edificio han visto muchas escenas terribles. Las de gente que descubrió ahí que sus padres, su pareja, sus amigos íntimos, los habían estado vigilando por décadas para la Stasi, y que habían escrito detallados informes sobre los más ínfimos detalles.

De las muchas personas de la ex República Democrática Alemana con las que habló BBC Mundo ninguna había ido a consultar su muy probable acta en los archivos de la Stasi.

La idea de que algún recuerdo entrañable de su vida en la ex RDA se dañe tras una traición será, por muchos años, la cruz de los habitante de la ex Alemania comunista.

Más aún cuando dieciseis mil sacos con actas hechas picadillo, por ser especialmente comprometedoras, están ahora siendo reconstruídas con un programa que vuelve a reconocer las partes de un documento.

De esas reconstrucciones, que hasta ahora se hacían trabajosamente a mano, han salido a la luz decenas de espías y delatores que muchas veces habían logrado altos cargos en la política, la cultura o el periodismo de la Alemania unificada.

Curando heridas

En marzo de este año, el gobierno federal alemán decidió pagar una indemnización a unas 16.000 personas consideradas víctimas de la Stasi. La condición era haber estado más de seis meses en una cárcel por motivos políticos.

Pero este intento de resarcir heridas choca con la realidad de las cifras. Alrededor de 200.000 personas fueron presos políticos en la ex República Democrática Alemana, unas 200 murieron al intentar saltar el muro.

El mismo Mielke había advertido a los vigilantes del muro en una conversación interna:

Camaradas, si se dispara hay que hacerlo correctamente y no que el afectado siga moviéndose, si no, que se quede a nuestro lado. ¡Qué es eso de disparar 70 tiros, que igual se nos escape y haga el gran circo al otro lado!

Buena parte de los conflictos entre las «ex dos Alemanias» se deben a la interpretación de la historia reciente, que sigue pesando sobre los hombros de los ciudadaos alemanes.

Aunque ningún ex habitante de la RDA ha defendido a la Stasi, muchos se han quejado de su virtual identificación con el estado de la Alemania socialista.

Alemania, efectivamente es una nación, pero todavía no tiene una sola historia.

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