En el discurso navideño se van a llevar ustedes un capón
Antes de nada, es necesario recordar que «Urdangarin: un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos«, escrito por Esteban Urraiztieta y Eduardo Inda, periodistas del diario El Mundo que destaparon los negocios fraudulentos del duque de Palma, recrea con inusitado detalle varios episodios vividos en el seno de la Familia Real en relación a su caso.
Urraiztieta e Inda, que van a vender ejemplares como rosquillas, juegan en su obra al ‘nuevo periodismo‘, mezclando realidad y ficción, y recreando muchas escenas y sucesos que sólo pueden haber imaginado.
El libro es un pozo sin fondo del que no cesan de salir titulares e historias como ésta última.
La que se refiere al comportamiento que tuvo el jugador de balonmano cuando dejó a su novia por la infanta.
Llevaban cuatro años juntos y habían hablado de boda. Sin embargo, Iñaki Urdangarín conoció a la Infanta y decidió dejar la relación con la catalana.
Según Inda y Urreiztieta, tras abandonar a Carmen Cami, también le sisó 400.000 pesetas.
Cuenta este 28 de octubre de 2012 el periodista Jaime Peñafiel en su contraportada de Crónica en El Mundo un episodio relatado por los dos autores del libro en cuestión.
«Poco después de hacerse pública la boda real, Carmen Cami -novia del jugador, que según Peñafiel compartió con la infanta, «hasta el extremo de que no se sabía quien era la novia y quien era la amante»- acudió a un banco a sacar el dinero de la cuenta que compartía con Iñaki. Cual sería su sorpresa cuando le advirtieron de que Urdangarin no solo se había llevado su parte sino también la de ella: 400.000 pesetas».
Y Peñafiel, que alimenta un odio sarraceno a Doña Sofía por razones que nadie es capaz de entender y no pierde ocasión de montar bulla con respecto a la Casa Real, reseña este domingo que Fernando Almansa, a la sazón exjefe de la Casa Real, tuvo la orden de exigir a Urdangarin la renuncia como miembro de la familia real.
Cristina e Iñaki, apostilla el veterano periodista, reaccionaron con gritos y aspavientos, de modo que, según los autores del libro, Almansa tuvo que pararles los pies:
«A mí no me levantáis la voz».
Entonces Cristina atacó al Príncipe:
«La actitud de mi hermano es impresentable».
A lo que Almansa le replicó:
«Si la señora tiene algún problema con su hermano, se encierran ustedes en una habitación y no salen hasta que se maten y deje usted huérfanos a sus hijos… En el discurso navideño se van a llevar ustedes un capón. No tengo nada más que decir».