El coach les observa manteniendo relaciones durante una hora y después les da las claves de lo que falla
La lucha contra los complejos por el tamaño de su pene llevaron a Kenneth Play a hacerse un hombre de negocios en el mundo del coaching sexual.
Este emprendedor se gana el jornal ayudando a parejas que acuden a él para solucionar sus problemas maritales. Y parece que el negocio le va bien: ya ha atendido a más de 50 parejas y cada sesión ronda los 1.000 euros.
Las terapias de Play se dividen en varios pasos. La primera toma de contacto entre el coach y la pareja tiene lugar en el despacho del asistente sexual, donde se verbalizan los problemas que surgen entre las sábanas y fuera de ellas y que llevan a que la relación no sea satisfactoria.
Después de este reconocimiento inicial, es Play quien se desplaza a la casa de la pareja a la que está tratando.
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— Kenneth Play (@KennethPlay) 14 de abril de 2017
Y allí es donde empieza el sexo. El coach les observa manteniendo relaciones durante una hora y después les da las claves de lo que falla.
Tras 30 minutos de descanso, la pareja es examinada durante otra hora, tras la cual de nuevo Play les comenta las mejorías, de haberlas.
Las sesiones suelen alargarse entre tres y cuatro horas, llegando a los 1.000 dólares; Play cobra 250 euros la hora pero si sus clientes no quedan satisfechos les devuelve el dinero, como asegura en su web.
Kenneth Play se decantó por su profesión tras superar complejos derivados de los estigmas que a su entender causa el porno entre el común de los mortales, como explica.
«Ser un amante excepcional es una habilidad que se puede aprender, las inseguridades sexuales pueden ser superadas y las debilidades percibidas pueden convertirse en fortalezas increíbles».