El ‘enemigo’ estaba dentro.
La aparente calma que reinaba en La Finca, la exclusiva urbanización en Pozuelo de Alarcón donde vive Iker Casillas, se ha visto alterada por un siceso rocambolesco inesperado: su empleada del hogar ha sido detenida, junto a su pareja,por el robo de cinco relojes de lujo.
No en cualquier sitio.
Este caso ha captado la atención no solo por el valor elevado del botín —cercano a los 200.000 euros—, sino también por las implicaciones personales y el ingenioso método utilizado para llevar a cabo el delito.
Este caso ha suscitado un intenso debate sobre la seguridad dentro del ámbito doméstico para figuras públicas y sobre la confianza depositada en empleados cercanos. La sofisticación del método empleado y lo normalizada que parecía la conducta diaria de la empleada han llamado la atención entre expertos criminólogos, quienes subrayan lo crucial que resulta llevar controles regulares e implementar vigilancia discreta.
Mientras tanto, Iker Casillas continúa siendo noticia. Desde su retiro en 2020, se ha aventurado como empresario y comunicador participando activamente en iniciativas como la Kings League y produciendo el pódcast Bajo los Palos by Flexicar.
Además, ha hecho inversiones tecnológicas relevantes manteniendo una presencia activa tanto en redes sociales como en eventos deportivos.
En lo personal, tras su separación con Sara Carbonero, ha decidido mantener su vida privada alejada del foco mediático.
Más allá del valor material perdido con estos relojes, esta historia resalta cómo incluso ambientes aparentemente seguros pueden transformarse rápidamente ante actos cargados tanto simbólicamente como emocionalmente.
Un plan meticuloso: el cambiazo silencioso
El robo no fue una acción violenta ni obra de un extraño. La investigación policial ha revelado que la sustracción se llevó a cabo de forma gradual y discreta. La empleada, quien llevaba años trabajando para Casillas y también cuidaba a sus hijos, reemplazó los relojes originales por réplicas de alta calidad, fabricadas o adquiridas con el único fin de engañar al propietario. Su objetivo era que el exfutbolista no notara el cambio y poder así vender las piezas auténticas en el mercado negro o despiece.
El descubrimiento del robo fue fortuito. Casillas, apasionado por los relojes y muy metódico en su colección, decidió hacer un segundo inventario junto a un amigo. Al cotejar las fotografías y referencias, se dio cuenta de que algunos modelos no coincidían con los recuerdos que tenía. El engaño se destapó cuando intentó comprobar la autenticidad de las piezas y descubrió que eran imitaciones.
La investigación y el desenlace
La denuncia se presentó el 16 de octubre. En menos de una semana, la Policía Nacional centró sus esfuerzos en el círculo más cercano al exfutbolista. La ausencia de signos de violencia o entradas forzadas en la vivienda llevó a los agentes a sospechar de alguien con acceso habitual a las estancias privadas. La empleada y su pareja —este último, vigilante en otra urbanización cercana— fueron detenidos el 21 de octubre, justo cuando planeaban abandonar España precipitadamente.
Durante el registro del domicilio de los arrestados, los agentes encontraron dos de los cinco relojes robados: uno en perfecto estado en una casa de empeños en Madrid, y otro desmantelado. Además, hallaron numerosas piezas pertenecientes a relojes lujosos, lo que sugiere la existencia de un pequeño taller dedicado al desmontaje y venta de objetos robados por partes. La Policía sigue buscando los tres relojes restantes mientras mantiene abierta la investigación.
El perfil de la empleada y el impacto personal en Casillas
La detenida era una persona muy cercana a Iker Casillas desde 2019, cuando él y su entonces esposa, Sara Carbonero, se trasladaron a Oporto. Responsable del hogar y del cuidado infantil, su cercanía con la familia hacía impensable para quienes les rodeaban que pudiera estar involucrada en un delito así. Que su pareja haya sido señalado como el cerebro del plan añade un matiz más trágico a esta historia.
Casillas se encuentra profundamente afectado, según fuentes cercanas. No solo le duele perder objetos valiosos económicamente; también hay un componente emocional ligado a algunas piezas. Entre los relojes robados hay modelos con inscripciones conmemorativas relacionadas con títulos importantes en su carrera, como las tres Champions League conseguidas con el Real Madrid o la Eurocopa ganada con España. Aunque la rápida actuación policial ha sido vital para evitar que desaparecieran todos los relojes, reparar el daño emocional será una tarea mucho más complicada.
Detalles judiciales y avances de la causa
Ambos detenidos han pasado a disposición judicial y han quedado en libertad bajo cargos. Sin embargo, se les ha retirado el pasaporte para evitar su fuga del país. Se les imputa un delito de hurto agravado —y no robo— ya que no hubo acceso forzado ni violencia; simplemente abusaron de la confianza depositada en ellos. La instrucción avanza con la esperanza de recuperar los relojes restantes y aclarar si hay más víctimas asociadas al accionar delictivo de esta pareja.
Anécdotas y curiosidades
- El segundo inventario realizado por Casillas fue crucial para detectar el hurto: sin él, el cambiazo podría haber pasado desapercibido durante mucho más tiempo.
- En casa de los detenidos se descubrió un improvisado «taller» destinado al despiece de relojes y objetos lujosos provenientes también de otros robos.
- Uno de los relojes sustraídos es un Rolex valorado en 50.000 euros.
- La investigación estuvo bajo la dirección del mismo grupo policial que recuperó un reloj robado al futbolista italiano Marco Verratti durante 2022 en Ibiza.
- Los detenidos intentaron vender al menos uno de los relojes en una casa de empeños obteniendo 26.000 euros por dos piezas; esto fue revelado por confesión del marido de la empleada quien intentó exculparla alegando que ella desconocía lo ocurrido.
