Excelente crítica, escaso público

Excelente crítica, escaso público

Hace pocos días se ha proyectado en el centro cultural de Romo (Guecho, Vizcaya) el último y excelente documental de Iñaki Arteta, Bajo el Silencio.

Unos días antes tuve la oportunidad de decirle a Iñaki que había enviado la convocatoria con el día, hora y lugar de la proyección a todos los contactos de mi agenda residentes en Guecho y en Bilbao -al menos setenta personas- en la certeza de que si acudía una sola de ellas nos podíamos dar con un canto en los dientes. Pues bien, me equivoqué en un 100% en mi predicción puesto que acudieron no uno sino dos amigos, aunque no estoy seguro de que lo hicieran a través de mi convocatoria.

Calculo que había unas setenta u ochenta personas en la sala. Si tenemos en cuenta que Guecho tiene casi ochenta mil habitantes y que sólo hubo un pase nos da una asistencia de uno de cada mil guechotarras.

Por otra parte Guecho es sin duda uno de los municipios de España más castigados por el terrorismo de ETA y por la violencia de su entorno. Durante cincuenta años no nos han privado de nada: pintadas, amenazas, algaradas, mobiliario urbano destruido, coches, autobuses y edificios enteros quemados, bombas y tiros en la nuca con al menos diez y nueve muertos y decenas de heridos. Por no hablar del abandono precipitado del municipio de cientos de vecinos, y sus familias, a causa de las amenazas, las extorsiones y el miedo. Esos vecinos hoy tienen muchos hijos y nietos y casi ninguno ha regresado. Por lo tanto ya ni ellos ni sus descendientes votan en el que fue o habría sido su pueblo, su tierra. Sorprendentemente a nadie le ha parecido necesario contarlos pero en todo el País Vasco son muchas decenas, tal vez cientos, de miles de exiliados por la violencia política. Cada uno de ellos se fue con su voto. Un chollo para el nacionalismo.

No parecía, en principio, mucho pedir que con estos antecedentes una gran parte de los vecinos estuviera interesada en lo que Iñaki Arteta tenía que contarnos. Iñaki se ha esforzado mucho para poner frente a nuestros ojos la cruda realidad de este nuevo oasis, este remanso de paz de País Vasco en el que vivimos ahora. Y no ha añadido nada de su cosecha sino que se limita a mostrarnos  los testimonios que salen de boca de quienes, no hace muchos años sino hoy mismo, conviven con nosotros: un cura, un rector de universidad, un director de ikastola, un versolari, varios ex presos etarras, concejales del entorno abertzale, un alumno apaleado por atreverse levantar la voz… y algunas víctimas de ETA, entre otros.

Cuando menos es interesante, y yo creo que muy necesaria, esa visión radicalmente distinta de la oficial y que, qué quieren que les diga, no tiene nada que ver con la que nos están vendiendo nuestros políticos, aquí y en el Madrid. Me refiero a los nuevos tiempos de paz, libertad y felicidad, de ese nuevo “relato”: pelillos a la mar que aquí no ha pasado nada, ahora toca pasar pagina y mirar hacia adelante, no hay que utilizar el dolor de las víctimas (el de las de Franco si)… Y en ese plan todo.

Pero sorprendentemente -o no- parece que el gran trabajo de Iñaki no ha atraído a miles de espectadores ni ha requerido al menos veinte o treinta pases de su película. Al parecer esta sólo ha interesado a setenta vecinos de Guecho. Y no sé si será el miedo, la desidia, el hartazgo, el pasotismo o una mezcla de todo ello, pero lo que está claro es que esto lo que hay aquí y ahora.

En cualquier caso, y por la parte que me toca, muchas gracias a Iñaki por seguir resistiendo y dar la cara, una vez más.

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Autor

Enrique Zubiaga

Soy un aviador vasco que he visto mucho mundo y por eso puedo decir alto y claro, y sin temor a equivocarme, que tenemos un país increíble y que como España en ningún sitio.

Enrique Zubiaga

Soy un aviador vasco que he visto mucho mundo y por eso puedo decir alto y claro, y sin temor a equivocarme, que tenemos un país increíble y que como España en ningún sitio.

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