Hermosillo

Efrén Mayorga

Perfiles macabros en México

En esta ocasión se leen algunas historias de ciertos macabros perfiles de asesinos seriales. No de aquellos que eliminan por razones de estado, de aquellos políticos que macabramente maquinan matar por jugar, por juegos de poder; no, ahora hablaremos de aquellos criminales, homicidas que matan de verdad por matar; criminales organizados o desorganizados.

Sin duda alguna que los especialistas en la materia, criminólogos, etnólogos, antropólogos y demás ólogos, habrán de dar rienda suelta a las contenidas ansias de ser oídos con sus serias y profundas cavilaciones sobre el perfil del asesino, a partir de la captura del Chago El Pozolero, originario de Sinaloa.

Que lástima que el distinguido psiquiatra y Doctor, Alfonso Millán, que creó y desarrolló el Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, junto con el no menos distinguido Doctor Ramón de la Fuente Muñiz; así como el mejor criminalísta en la historia de México y de América, el Dr. Alfonso Quiroz Cuarón, ya no se encuentren entre nosotros.

Ellos tres de seguro nos darían luz con respecto de este fenómeno pozolero de Tijuana. Se les invita, pues, a dar un repaso a la historia de los principales asesinos en serie que han nacido y desarrollado su macabro oficio en este México nuestro y allende la frontera.

Con la promesa de que en otra entrega se presentara en este mismo espacio otros más destacados sayones como un sujeto apodado «El Chalequero», «El Tigre de Santa Julia» o los integrantes de «La Banda del Automóvil Gris», hasta llegar a criminales como «La Mataviejitas» o el reciente «El Poeta Caníbal», entre otros; trabajo desarrollado por Filiberto Cruz, experimentado periodista, investigador y reportero del periódico El Sol de México, quien en una de sus tan leídas colaboraciones para este medio dijo:

Pocos historiadores y criminalistas recuerdan la era de asesinatos en la Ciudad de México, desde la Conquista hasta los días actuales.

Así pues, como diría Jack el destripador, vamos por partes:

**Ángel Maturino Resendiz es el nombre comúnmente usado para referirse a Ángel Leoncio Reyes Recendis, asesino serial mexicano que cometió una serie de terribles crímenes en suelo norteamericano desde 1997 hasta 1999 (Aun se investigan otros antes de este intervalo de tiempo). Fue bautizado por los medios y las corporaciones policíacas como ‘El asesino de las vías’ puesto que la mayoría de los asesinatos ocurrieron en localidades contiguas a las vías del tren. Se sabe que el hombre transitaba con frecuencia de México a Estados Unidos y hasta Canadá por lo que la verdadera cantidad de crímenes que haya cometido permanece desconocido.

Según el especialista John Douglas el perfil de este asesino corresponde al tipo de los desorganizados y a pesar de que este tipo es de los mas fáciles de atrapar por su poco inteligente y nada sofisticada manera de conducirse, Resendiz por su exclusivo modus operandi evadió eficientemente a la ley por mucho tiempo a pesar de que los esfuerzos para capturarlo eran considerables.

Los crímenes que se le conocen o que le son legalmente atribuidos siguieron un procedimiento similar, siendo que las victimas vivían junto a las vías de algún tren. Aprovechando la oscuridad y soledad de dichos vecindarios entraba en la casa de cualquier persona a robar objetos de valor y dinero. Cuando la víctima llegaba era brutalmente atacada con cualquier objeto u herramienta que estuviera a mano.

9:36 PM 27 Junio del 2006, ya descansa en paz Angel Maturino Resendiz. Ejecutan al mexicano Angel Maturino Resendiz en Texas. Fuente: Notimex

El mexicano Angel Maturino Reséndiz fue ejecutado con inyección letal en la cámara de la muerte del estado de Texas por uno de los 15 asesinatos a los que fue vinculado. Reséndiz, conocido el «homicida de los rieles», se convirtió en el sexto mexicano en ser ejecutado en Estados Unidos desde 1976 cuando la Suprema Corte de Justicia restableció la pena capital.

«Dejé que el diablo manejara mi vida», dijo Maturino Reséndiz en lo que fueron sus últimas palabras antes de morir, Al cabo de una respiración profunda, el mexicano dijo con tranquilidad: «perdóname mi Dios. Diosito santo, aquí vengo mi diosito», Fuente de información El universal y Notimex.

**Asesinos más famosos. El Sol de México. 28 de octubre de 2007. Texto de Filiberto Cruz

Ciudad de México.- Con largo y añejo historial, en el que se rebasa la cifra de 500 delincuentes de «alta peligrosidad» desde tiempos de la Conquista y la Colonia hasta el año 2007, la Ciudad de México ha vivido la presencia de siniestros y torvos «Caínes», nuevos «Herodes» y todo tipo de criminales, entre los que se dan figuras como parricidas, uxoricidas, filicidas, fratricidas, homicidas, matricidas, asesinos masivos y selectivos y hasta vendepatrias, pero, al menos en lo que corresponde a la capital de la República, no se han podido demostrar hechos de sangre con ingesta de la víctima, es decir, por «canibalismo».

LA HISTORIA
. Atenazados por una crisis económica irrefrenable, agobiados por la falta de empleos, vivienda, servicios suficientes de salud, educación, una administración política inestable, entre otros males sociales, los capitalinos siguen prisioneros de las garras del crimen y expuestos a las acciones de siniestros asesinos y ladrones, como: «El Tigre de Santa Julia», «Goyo Cárdenas», «Alfredo Ríos Galeana», «El Mochaorejas» y hasta «La Mataviejitas», entre otros.

«La idea básica de elaborar un perfil es conseguir un cuerpo de datos o patrones comunes con los cuales se pueda establecer una descripción general del individuo que cometió la conducta delictiva, en términos de hábitos personales, empleo posible, estado civil y rasgos de la personalidad. Contrario a la creencia popular, no es necesario que el delincuente sea un criminal serial», asegura el distinguido investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE), Martín Gabriel Barrón Cruz,

El perfil se puede hacer de una sola escena del delito, en razón de que el 70 al 75 por ciento de homicidios es circunstancial, por lo cual se puede desarrollar una manera de perfilar sin referencia a la reiteración de los patrones.

Según John Douglas (FBI), muchos asesinos en serie tienen como motivación principal el «deseo de crear y de sostener su propio mito». O bien, como señala Maurice Godwin, «actúan a partir de los riesgos, recompensas, oportunidades y atractivos que perciben».

Los Narcosatánicos. Corría la década de 1980 cuando investigaciones de agentes federales dejaron al descubierto que el ciudadano de origen cubano identificado como Adolfo de Jesús Constanzo, alias «El Padrino», se dedicaba junto con su banda desde el rancho Santa Elena, en Matamoros, Tamaulipas, al transporte de grandes cantidades de droga, principalmente mariguana, a los Estados Unidos.

El 9 de abril de 1989 judiciales federales detienen a David Serna Valdez, quien conducía una camioneta, a la altura kilómetro 39 de la carretera de Matamoros-Reynosa, con dirección al rancho de Santa Elena.

Asimismo, fue localizada una fosa común con doce cadáveres destazados a los que se había sacado el corazón y el cerebro, y entre los fiambres se ubicada el cuerpo de Mark Kirloy, estudiante de medicina desaparecido en marzo de 1989, al que habían amputado las dos piernas y el cerebro y con parte de cuya columna vertebral el líder del grupo se había fabricado un alfiler de corbata que le servía de amuleto.

Pues quiso el destino que el 6 de mayo de 1989 agentes judiciales, quienes seguían la pista de «Los Narcosatánicos» en la Ciudad de México, llegaran a la calle de Río Sena, en la colonia Cuauhtémoc. En dicho lugar fueron ubicados Adolfo de Jesús Constanzo, «El Padrino», y varios de sus cómplices, quienes tenían un «cuartel santero» al igual que en un inmueble de la calle Londres, en la Zona Rosa, donde «atendían» a muchas y notables personalidades de la «farándula». Se dijo que posiblemente también asesinaban a personas «desaparecidas» para sus rituales satánicos.

En pocos minutos, Adolfo de Jesús Constanzo, «El Padrino», y sus principales cómplices, Sara María Aldrete Villarreal, «La Madrina»; Álvaro de León Valdez, Omar Francisco Orea y Martín Quintana, pierden la batalla, pero el jefe de la banda y Martín Quintana se meten a un clóset y ordenan a los demás que los maten a balazos, seguros de que resucitarían o, por lo menos, reencarnarían.

EL LAVACOCHES FEMINICIDA. José Enrique Martínez Morales, misógino que fue calificado como el lavacoches feminicida, en 1990 dio muerte a por lo menos cinco mujeres a las que asesinaba en cuartos de hoteles. Al momento de su captura ya llevaba consigo a otra mujer a la que pensaba «gozar» y darle muerte.

El 18 de julio de 1991, Héctor Francisco Rivadeneyra, Raúl Alfonso Iris Garza y Juvencio Garduza Rueda fueron detenidos como presuntos responsables de la masacre de la casa ubicada en la calle de Trípoli número 207, en la colonia Portales, en donde fueron asesinados seis integrantes de una familia.

En una recámara se encontró el cuerpo de Rebeca Ortiz Nava, de 26 años de edad, quien apareció con las manos atadas y la cabeza envuelta en una bolsa de plástico; en otra habitación estaban los cuerpos de José Luis Ortiz Valera, de 53 años, y Héctor Enrique Rivadeneyra Perdomo, de 17 años, ambos amordazados y cubiertos de la cabeza con bolsas de plástico. En otra alcoba estaban los cuerpos inertes de Maria Elena Ortiz Valera, de 60 años; José Luis Ortiz Nava, de 22 años, y Nidia Hayde Rivadeneyra Perdomo, de 13 años. Todos los ahí presentes fueron asesinados por asfixia y balazos. http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n470358.htm

**El perfil del asesino en serie: el criminal organizado y el criminal desorganizado:

EL CRIMINAL ORGANIZADO. Las particularidades del delincuente organizado es que suele tener una inteligencia media o alta; es social y sexualmente competente, incluso vive en pareja. Pueden ser hijo único o el mayor, y haber presentado distintos grados de indisciplina en su infancia. Por lo general se le considera manipulador, metódico, agresivo. Sus víctimas generalmente no son específicas, sino casuales.

El delincuente organizado normalmente utiliza un arma determinada, que por lo general abandona en la escena del delito o en sus cercanías. Sin embargo, recurre a una igual si continúa con sus delitos. Este tipo de delincuente es capaz de coleccionar souvenirs de sus víctimas (objetos y partes del cuerpo), mismos que le hacen revivir los detalles del suceso. En general, la sofisticación es el rasgo predominante en sus acciones.

LOS DESORGANIZADOS. Los desorganizados matan a sus víctimas y las dejan en el mismo lugar. La escena del crimen es cercana a su domicilio, o lugar de trabajo del delincuente.

Usualmente utilizan objetos o armas que encuentran en el lugar, ya que no van preparados, se llevan un souvenir que puede ser un objeto o una prenda de ropa, que le permitirá recordar y vivir su fantasía. Generalmente regresan al lugar del delito.

Durante el ataque el desorganizado puede perder el control y atacar de manera turbulenta a su víctima. Suele dejar evidencia física en la escena del crimen, la cual puede corresponder a rituales de canibalismo o vampirismo, como forma de cumplir su fantasía. Con texto e información de Filiberto Cruz , para el periódico El Sol de México, publicado el 31 de octubre de 2007. http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n472990.htm

Santiago Meza López (a) “El Pozolero” de Teodoro Eduardo García Simentel, Teo o el Tres Letras, sencillamente dice a los familiares de las víctimas(más de 300) a las que deshizo en sosa cáustica: “ que me disculpen…que me perdonen”.

No supo nunca a quiénes disolvió, pero por esto cobró $600.00 dólares por cada “trabajito”.
El individuo respondió a varias de las preguntas que de manera atropellada le hacían los reporteros, que junto con este hombre, fueron trasladados a un inmueble en construcción, en el fraccionamiento “El Niño” en la zona Este de la ciudad, donde se deshacía de los cuerpos que le eran entregados, para no dejar rastros de éstos.

Afirmó también que no sentía nada al ver consumirse los cuerpos, lo cual ocurría en un periodo de 24 horas, porque para él era “un trabajo común”.

Meza López dijo haber hecho esto durante los últimos diez años, pero al ser cuestionado por la cantidad de víctimas de las que no dejó rastro en ese periodo, repitió la cantidad de 300, la cual fue anotada por el Ejército Mexicano como la cifra de sus víctimas, tan sólo en el pasado 2008.

Comentó que “ahí” quedaron los restos, señalando fosas en el lugar visitado y luego dijo que en una de esas habría metido como “a diez” y a pocos metros estarían otros dos.

Conocido como “El Chago” y de 45 años de edad, el originario de Sinaloa, afirmó no saber si otras personas se dedicaban a lo mismo que él y refirió que el ácido o la sosa cáustica las compraba “en cualquier ferretería.

Sobre la pregunta de qué diría a los familiares de las víctimas, comentó: ¿Pues que les puedo decir? Que me disculpen… que me perdonen… Información obtenida de la agencia Fronteriza de Noticias. http://afntijuana.info/blog/?p=1683

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