La PaZP

Todo lo que ha conseguido hasta ahora el Gran Guía de la España pluri-pluri ha sido resucitar a ETA. Devolverle el protagonismo como eje de la política vasca. Aquellos que habían desaparecido de las calles, conscientes de que la historia les estaba pasando por encima; de que la destrucción de las Torres Gemelas les condenaba a la extinción, a la condición de apestados en un mundo en el que sus métodos ya no tenían excusa ni redención posible –y sin las pistolas no son nadie-, y de que enfrente tenían a un gobierno dispuesto a no ceder un milímetro en sus reividincaciones, el de Aznar, se encuentran hoy rechuleando al País Vasco, extorsionando a sus empresarios, ocupando las calles otra vez, reeditando el terrorismo juvenil, manifestándose día sí y día también, y hasta siendo invitados ¡a la inauguración del curso en la Universidad vasca!, como si fueran lo que de facto han vuelto a ser: un partido político legal y legítimo a los ojos del nazionalsocialismo.

El partido político de unos tíos que la semana pasada se juntaron con los suyos en una reunión vigilada por la Guardia Civil, se subieron al escenario a pegar tiros y amenazar con más sangre, y se fueron tan panchos ante la mirada amable de unas fuerzas de seguridad -¡de qué seguridad, mon Dieu!- que, sin duda, tenían orden de hacer de don Tancredo. Pero si hasta se tiene la sospecha de que fuera el mismo jefe de seguridad del PSOE el que avisara hace meses a unos batasunos de que los iban a detener.

Si sobre los miles de asesinados, mutilados y destruidos anímicamente por esta gentuza, en nombre de la patria vasca, cupiera la ironía, entonces habría que decir que a la Luz Que Sonríe no lo comprendemos bien, que sin interlocutor no puede haber ‘PaZP’, y que, precisamente por eso, en lugar de rematarla, había que recuperar a ETA para que fuera la prueba innegable de que el diálogo (el gran fetiche ZP) es la ‘única vía para la resolución de conflictos’. O sea, la LOGSE, que le están aplicando la LOGSE a la ETA, un tratamiento preventivo dialogal para que entienda sus errores y no les ponga bombas ni les pegue tiros en la nuca a los amiguitos. Han reunido a Iñaqui Bilbao (el que se cagaba en el kilómetro 105 de los cuernos de Su Señoría el juez), Amaya y Chapote, y les están realizando una adaptación curricular basada en estrategias innovadoras que les motiven para reincorporarse a la sociedad –donde esperan estar en unos años- y montar una ONG de “Gudaris por la PaZP” o así. La verdad es que hasta yo renegaría de mis pecados y me haría amigo de Rubianes y Pilar Bardem con tal de que no me “implementaran” unas “estrategias innovadoras y motivadoras” de ésas.

Sólo así pueden entenderse los recientes acontecimientos, los cuales confirman, en efecto, la inteligencia táctica de los movimientos de Zapatero frente a los criminales políticos (y los políticos criminales), junto con la piedad y consideración hacia sus víctimas. Parece gilipollas, pero es sólo por lo sorprendente, lo inesperado de sus pasos para el engatusamiento de ETA, la cual, cuando ya lo haya conseguido casi todo, se encontrará sin argumentos para seguir la lucha, es decir, estará derrotada, aun creyéndose ganadora. ZP les va dando ‘cosicas’, como dicen los tenderos murcianos, alargando el tiempo de la negociación, los caramelos que los ‘blandos’ de la banda han de usar ante los ‘duros’ para que las fieras se mantengan en calma y le dejen ganar las elecciones. Y, luego, claro, la autodeterminación que ya anunció en el bar del Congreso, un acuerdo con Navarra si el PSOE y los nacionalistas se hacen con el Gobierno foral, y las transferencias penitenciarias a un Gobierno vasco asociado en igualdad con “España”, según el modelo que Maragall celebraba días pasados, para que Chapote y Bilbao, ya curricularmente adaptados, puedan gozar de un régimen como el de Vera. O sea, de lo que llamaremos ‘presos de calle’.

Así, la discusión sobre el ‘proceso de PaZP’ en el Parlamento europeo no es otra cosa que la última concesión, un viejo anhelo de todo el nacionalismo, pues supone la ‘internacionalización del conflicto’, en lengua batasuna. Es decir, nada menos que asumir que no se trata de un problema de terrorismo separatista en una de las regiones de España, sino de un conflicto ‘internacional’, entre dos ‘naciones’ europeas, una de las cuales se dispone a liberarse del yugo a que la otra históricamente la ha sometido.

Lo ha dicho Ibarreche ‘el Escabetxe’ para que no quede duda (el subrayado es nuestro). Según el presidente vasco, la decisión de la Eurocámara «coloca el proceso de paz en la agenda mundial», porque «Europa es nuestra casa» y es «un hecho importante» que «alcanzar la paz, alcanzar acuerdos políticos entre Euskadi y España, forme parte también de la agenda mundial». En fin, que esto es como el Líbano, el Sahara, Cachemira. Lo próximo será que vengan los cascos azules de la ONU. Y hasta es probable que eZPaña mande alguna fuerza a interponerse a sí misma, por no faltar, que a ZP le gusta estar en todo. Pero, pijo, ¿qué se puede esperar de un gobierno que acaba de autorizar un Instituto Cervantes en Gibraltar, como si fuera Mongolia exterior, y no una infame colonia en territorio español que venimos reclamando desde hace trescientos años?

Y, sin embargo, todo lo relatado no es lo más grave de esta agrupación de tontos con malafolla que nos gobierna. Es la iniquidad con la que tratan a las víctimas de ETA, la humillación a que han pretendido someterlas con las miserables condiciones impuestas para la manifestación de hoy en Sevilla. Se ríen de ellas y nos ofenden a todos. Mientras los etarras campan a capricho, disparan y van a Estrasburgo, a las familias de los que dieron su sangre por nuestra paz -la verdadera, sin ‘p’-, por la dignidad de una España que su gobierno envilece cada día, les van a medir los decibelios. Para que no griten mucho, que ya se sabe que ZP ama la música.

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