Brillante conversión del PSOE en ectoplasma nacionalista

Ha sido una tarea de titanes. Desde aquellos primeros años en que el socialismo pedía la autodeterminación para Navarra y Vasconia, hasta la cima del Innombrable, fantoche colocado en la cúspide por un Maragall al que el destino ha condenado a no enterarse de la próxima culminación de su obra. A fuer de nacionalista, el PSOE ha acabado engullido por las alimañas que alimentó. Le abrieron las puertas a la ETA, pactando con ella y legalizándola. Hace una semana, dos de cada tres vascos votaron independencia. Gobernaron con los nacionalistas gallegos: un 25% de los gallegos ya vota separatista, mientras el PSdG, esa cousa, se hunde.En Cataluña, traicionaron a su electorado obrero y castellanohablante y apoyaron con denuedo la ingente operación de asimilación cultural y lingüística que el nacionalismo catalán se trazó hace treinta años. Las bases de la futura independencia hubieran sido imposibles sin ellos, sin un tripartito que ‘agudizó las contradicciones’, que diría un rojo, si quedaran. Y sin la LOGSE-LOE, socialista, que puso la enseñanza al servicio de las ‘construcciones nacionales’. La mediocridad que promovieron, a la que llaman equidad, ha acabado con ellos. Serán federalmente arrasados. Ya no nos queda para sostener España más que el PP y sus aguerridos centristas del segundo pensamiento alicia. Y rezar. Generaciones jóvenes perfectamente adoctrinadas en el odio se disponen a recoger los frutos de esa mezcla deslumbrante de estupidez y cobardía que ha sido España, a diestra y a siniestra. Lo decía el ‘Tonto Zupremo’: el PSOE es lo que más se parece a España. Ya es cierto.

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