Carta de don Pito a don Pato (Homenaje a Gloria Fuertes, en su centenario)

Carta de don Pito a don Pato (Homenaje a Gloria Fuertes, en su centenario)

A Gloria Fuertes, cuyos versos protagonizaron
el cierre del Día Mundial de la Poesía,
en la calle Mayor de Guadalajara, el 21-3-17

I. Ausencia de Gloria

Cuando tú escribías, yo estaba con Pablo
Neruda, leyéndolo con un asombro aturdido
y asombrado. Fuera de mí, exacerbado
de palabras, de tropos, de símiles y símbolos…

¡No te leí, Gloria!

Lo confieso. ¡Estaba leyendo a aquel hacedor de relámpagos!
Pero quedó en mi memoria el título de un libro,
como queda en las calles portuarias un aroma a pescado.
Y esto decía tu título, Gloria: “Aconsejo beber hilo”.

¡Pero no te leí, Gloria!

O leía al vivo Neruda como se lee ya a un clásico,
o me iniciaba en las volutas llenas de sordos rizos
de aquellos cultos muchachos nuevos… venecianos
que una Antología (incluso de inéditos) consagró como Novísimos.

¡No tuve tiempo para ti, Gloria!

II. Llegaste por el canal único, Gloria

Luego saliste, de repente, en los aniñados
programas de televisión, que yo nunca había visto.
Creo que ya nací adulto, Gloria, con una cordillera de años,
¡y más que tuve después de haber leído a Neruda y los Novísimos!

De modo que no te seguí en tus cometas ni en tus globos televisados.
donde salía una señora bajita, con el pelo blanco y los ojos pillos…
Prefería leer a Góngora, a Dámaso, a Guillén, a Lorca que no aquellos trabalenguas raros.
Y más cuando supe que el hilo que aconsejabas era puro “postismo”.

Comprende, Gloria, ¡un vanguardismo tan igual al antiguo
que pretendía ser el último, cuando era sólo peor surrealismo!

III. Los portones mágicos del XX

No te leí. Preferí seguir cruzando los portones mágicos
de las primeras décadas geniales del siglo…
Y adentrarme más íntimamente aún en el velamen extraño
de los asombros que rompieron el aire a todos los silencios, el pasado siglo.

Menos en los treinta años centrales –ni en los últimos-, que nunca me gustaron.
Esos fueron, Gloria, tus años más productivos,
los que ya habían bautizado como la generación de la berza y el rábano
los propios poetas -irreverentes con vosotros- novísimos.

No tuve tiempo para dártelo, Gloria.

IV. Sin embargo, es tu centenario este 17

Pero han pasado las eras, las escuelas, los estilos y los años
y ya casi nadie se acuerda de los aburridísimos novísimos,
que nacieron tan rompedores y tan largos,
salvo por la memoria que queda hacia su mentor y guía mismo.

De ti se sigue hablando, Gloria.

Que si es espléndido tu rimar sencillo para pasar el rato,
al igual que tu feminismo, lesbianismo, infantilismo,
y que junto a Gabriela Mistral eres la otra poetisa que el veinte nos ha dado,
y magnífico tu anterior prosaísmo y tu final cacofonía de ruidos.

No lo sé, Gloria.

No he bebido tus raíces, así que no puedo juzgar la envergadura de tu árbol
de palabras, ni opinar si son sones o son gritos o chirridos.
Entraré algún día, quizá, en tu don Pito y tu don Pato,
a ver si se dan y me doy un paseíto.

V. Haciéndome niño

Don Pato y don Pito, don Pito y don Pato.
¡Sí! ¡Juntar rimas puede ser bonito!
Tengo un clavo clavadito dentro de un zapato.
“¡Ay!”. ¿Quién ha dicho eso? ¿Don Pato o don Pito?

¡Quiero saberlo de inmediato!
¿De quién ha sido ese grito?
¿Quien tenía el clavo en el zapato?
¿Don Pato o don Pito?
¿Don Pito o don Pato?
Pito, pato. Pato, pito.

Se lo preguntaré al gran gato.
O se lo preguntaré al buen perrito.
¿Quién tenía el zapato tato?
¿Don Pato o don Pito?

No lo sé, Gloria.

VI. ¿Es barato o es un hito?

Tal vez esto no sea muy sensato.
Y probablemente no sea ningún hito.
¡Se lo preguntaré a don Pato, en cuanto acabe el relato!
¡Se lo preguntaré a don Pito, si fue él quien dio el grito!

No lo sé, Gloria.

Acaso tengas tú razón, y esto, que me parece barato,
sea exquisito.
¿Qué piensa usted, don Pato?
¿Qué piensa usted, don Pito?

No lo sé, Gloria.

Acaso, tengas tú razón, y el dato
que me falta es que yo no he sido nunca niño.
Y me di desde muy temprano a escribir ensayo
y a analizar manuscritos.

Quizá te haga caso, Gloria.

Pues acaso
tengas razón, y haya que hacerse niño,
¿Es así don Pato?
¿Es así don Pito?

¿O la fama de Gloria viene de haber sido un fenómeno grato y televisivo, para cabezas de chorlito?
No lo sé, don Pato.
No lo sé, don Pito.

Voy a hacerme niño un rato, don Pato.
Voy a no leer lo que he escrito, don Pito.
Voy a tocar el silbato, don Pato.
Voy a hacer sonar el infinito, don Pito.

¡Ya os contaré qué fue de ello, amiguitos,
cuanto tenga escrito otro semejante garabato
a este que aquí os dejo escrito!

¡Es para los dos, don Pato!
¡Es para los dos, don Pito!
¡No os peleéis ni un rato!
(Este final, me ha quedado bien bonito).

Juan Pablo Mañueco (21-3-2017)
http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2016/03/13/bibliografia-y-biografia-de-juan-pablo-manueco/

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Juan Pablo Mañueco

Nacido en Madrid en 1954. Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid

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