Cuando he conocido la noticia esta mañana no me lo podía creer. He sentido que algo muy importante de mi vida, una voz que tenía arraigada como algo propio de mi ser desde hacía diez años, se marchaba para no volver. Juan Antonio Cebrián ha muerto y con él también se muere la Radio. Mañana volverán las señales horarias, las sintonías más características y las voces de los locutores más entrañables. Mañana volverá la Radio. Pero hoy está muerta.

Para mí, Juan Antonio Cebrián era La Voz. Así, con mayúsculas. La suya era una voz honda, anclada en la melodía de las ondas más bellas, capaz de transmitirte como nadie la pasión por un hallazgo científico o la vida apasionada de Cristóbal Colón. No puedo creerme que ya no vaya a escuchar más tu voz, La Voz…

‘La Rosa de los Vientos’, tu mítico espacio, aquel que nos enganchaba a la madrugada a millones de personas, ha perdido los pétalos azules y se ha marchitado hasta quedarse en un clavel de luto. Me vienen a la cabeza, alborotadas, multitud de preguntas. ¿Qué haremos tus oyentes sin ti?. ¿Qué brujo emborrachará ahora nuestros sueños?. ¿Por qué te mueres, sin despedirte, a los 41 años?. ¿Cuántas horas de placer radiofónico nos ha robado el cruel destino?.

Se nos ha ido, en mi opinión, el referente de la Radio española de la última década. Sólo me queda el consuelo de que serás inmortal. Es lo que tiene ser Juan Antonio Cebrián, La Voz, La Radio. Al igual que los pintores o los escritores, jamás será olvidada tu obra. Tus ‘Pasajes de la Historia’, como puntal de lanza de una serie magnífica de momentos radiofónicos, permanecerá siempre en la memoria de los que tuvimos la inmensa suerte de escucharte.

Adiós a Juan Antonio Cebrián. Hoy la Radio sólo transmite, en tu honor, el silencio de la inmortalidad. Pero mañana volverá para que tú la disfrutes desde ahí arriba. ¡Hasta siempre, maestro!

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA