Diplomado en Criminología por la UCJC y empresario desde hace 25 años en diferentes sectores (financiero, inmobiliario, alimenticio y ocio rural), ha sido la cara visible de UPyD en Alcorcón en la última legislatura. Tras no obtener representación en las pasadas municipales, dimitió automáticamente al frente de la formación magenta en la localidad madrileña. Pero sigue haciendo política. Y en UPyD. Con más fuerza si cabe, sin pelos en la lengua. Deposita sus esperanzas en Irene Lozano.

¿Cómo valoras el resultado electoral de UPyD este 24-M?

Desastroso, catastrófico, nefasto. Un resultado que nos ha llevado a la irrelevancia política a nivel local y autonómico y, si no cambiamos el rumbo urgentemente, también lo seremos a nivel nacional. Los españoles son conscientes, y así lo han demostrado en las urnas, de que el nuevo panorama político de este país necesitará pactos y diálogo. Y nosotros nos hemos convertido, gracias al Consejo de Dirección actual, en un partido antipático que se ha cerrado en sí mismo.

Con este balance, ¿cómo llega el partido de cara al congreso extraordinario de julio?

Llegamos en una situación difícil, tanto política como económica, pero tenemos algo que no tienen los demás: unos afiliados dispuestos a trabajar por la refundación del partido y así poder transmitir a los ciudadanos un mensaje renovado; sin olvidar nuestros principios, pero con otras caras y otras formas.

¿A quién apoyarás para la portavocía y por qué?

Sin lugar a dudas, a Irene Lozano. Ha demostrado en esto casi cuatro años en el Congreso de los Diputados de lo que es capaz y se ha ganado el respeto y el cariño de los ciudadanos por su trabajo y entrega. Durante la última campaña electoral, es lo que me transmitían los vecinos de Alcorcón.

¿Cuál crees que debe ser el papel de Rosa Díez ahora que se ha confirmado que no seguirá siendo la portavoz magenta?

Rosa Díez ha sido un referente para muchos de nosotros, pero sus decisiones en el último año la han perjudicado y han perjudicado a todo UPyD. Una persona de su trayectoria nos vendría bien en Unión Progreso y Democracia, pero dudo que siga si el Consejo de Dirección elegido en el Congreso Extraordinario no es el que ella apoya.

¿Qué ha llevado a UPyD a interrumpir su crecimiento en el último año, tras las elecciones europeas de mayo de 2014?

Hemos demostrado a la ciudadanía que somos un partido que no es capaz de llegar a acuerdos ni siquiera con quienes más se nos parecen. El actual Consejo de Dirección no vio o no quiso ver los cambios que se estaban produciendo en la política española, algo que ya nos adelantó Fernando Savater en su intervención en la apertura del Segundo Congreso de UPyD.

¿Qué prioridades debería marcarse el Consejo de Dirección que salga del congreso extraordinario de julio para ilusionar a la ciudadanía y a sus propios militantes?

En primer lugar, transmitir a los afiliados, simpatizantes y ciudadanos ilusión y ánimo.
Explicarles que nuestro proyecto es necesario y que está muy vivo. Y, por supuesto, iniciar conversaciones con fuerza afines, pero manteniendo la integridad y los principios de UPyD como partido. Acuerdos no es fusión.

¿UPyD puede volver a ocupar el espacio que un día tuvo y aspirar a ser una alternativa real en las elecciones generales de finales de año?

Tenemos solo esta oportunidad para levantar el partido y ser parte activa del cambio que se está produciendo en la política española. En política, se debe aspirar a ser mayoría; si seguimos la línea actual, corremos el peligro de coger el camino más rápido para convertirnos en una secta. Si se cambia el rumbo del partido y volvemos a ilusionar a la gente, estoy convencido que seremos alternativa en las próximas elecciones generales.