La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Manifiesto fundacional del Partido Decente en Arganda

Somos un conjunto de ciudadanos que, hartos de ver cómo la clase política en general está rompiendo el contrato social por el cual habían de salvaguardar el bien común, no aceptamos resignarnos. No queremos caer en el paralizante o excusador “todos los políticos son iguales”, en “la política es una farsa”. No, creemos de verdad que la Política con mayúsculas es necesaria y existe siempre y cuando esté representada por personas auténticamente entregadas a mejorar la sociedad, a mirar por la mayoría.

Si todas las malas políticas matan la Política, una sobre todo la aniquila: la corrupción. Ante el gravísimo deterioro de la confianza de la sociedad española en su clase política, sacudida durante años y en un contexto dramático de crisis social por constantes casos de corrupción, y por el indudable peligro que este proceso conlleva, surge como una necesaria llamada de atención el Partido Decente. Y lo hacemos con estos principios irrenunciables:

1. Nos constituimos como fuerza política en su sentido original. Esto es, como ámbito representativo de un conjunto de ideas. Lo que no quiere decir que nos adscribamos a una ideología concreta. Somos, más bien, el instrumento de un clamor: queremos políticos decentes. Es más, queremos tener la certeza de que nuestros representantes públicos jamás se corromperán. Ese anhelo es nuestra única ideología.

2. Con el fin de garantizar ese anhelo, empezando por nuestro pueblo, Arganda del Rey, queremos ser nosotros los que demos el primer paso y, sin ser ninguno de nosotros político profesional (antes bien, todos somos trabajadores en el ámbito privado y no tenemos ninguna experiencia en política), buscamos estar presentes en las instituciones que representan a todos los argandeños. ¿Para servirnos? No, para servir.

3. Nuestro ámbito de actuación es la Red, siendo nuestro afán el promover en la sociedad la exigencia inexcusable de la decencia en nuestros políticos. No caben excusas. Un político decente lo es cuando no mete la mano, no se lucra, no beneficia a “los suyos” y está al servicio real de la sociedad. Todo lo demás es hipocresía, demagogia o, directamente, robo.

4. Nuestro deseo, en caso de tener la fuerza suficiente de aquí a entonces, es concurrir a las próximas elecciones municipales. Para ello, no gastaríamos un solo céntimo en propaganda. Ofreceríamos a la sociedad y, en concreto, al conjunto del pueblo argandeño un debate de ideas en la Red y, llegado el caso y si nuestra limitada capacidad lo permite (insistimos en que todos somos trabajadores en el ámbito privado, siendo periodistas, profesores, biólogos, etc.), lo extenderíamos a nuestras calles. ¿Cómo? En encuentros con los ciudadanos, no en mítines. No en actos de campaña. Gasto cero.

5. ¿Qué haríamos en caso de llegar a las instituciones? Desde el primer día, exigir la bajada de los sueldos de los ediles, renunciar a todos los privilegios y vigilar que hasta la última acción del equipo de gobierno lo sea en función de los ciudadanos y no de intereses privados ni amiguismos.

6. No desarrollaríamos ninguna iniciativa alejada de este fin específico. Nuestra esencia, nuestro único camino es salvaguardar el bien común, no desarrollar un programa político en base a tal o cual ideología. Nos abstendríamos en todas las votaciones en los plenos del Ayuntamiento que no orbitaran sobre temáticas ligadas a una gestión pública alejada de la corrupción; a excepción, por supuesto, de cuestiones del más mínimo sentido común y que apelen a retos fundamentales para la dignidad de las personas y que, previamente, debatiríamos entre los miembros del movimiento (abriendo, además, el debate a la ciudadanía a través de la Red). Nos abstendríamos en toda constitución del equipo de gobierno salvo que el partido que aspire a ser gobernante aceptara comprometerse a impulsar nuestros objetivos regeneradores. Concretos y específicos, firmados públicamente.

7. No solo respetamos, sino que fomentamos la «doble militancia». De hecho, aun siendo partido político en cuanto a fuerza representativa, no somos una formación partidista como tal. Carecemos de toda estructura; es más, en nuestro ser está el carecer siempre de ella. Uno de los objetivos principales del Partido Decente es que puedan formar parte de este movimiento representantes públicos y miembros de partidos políticos ya constituidos. No surgimos contra nadie en concreto; no presuponemos corrupción en ningún partido concreto. Pretendemos ser una etiqueta, un añadido, un valor. Sería una excelente noticia que alguien dijera que pertenece a tal partido y, además, al que representamos. Eso implicaría para él un compromiso extra con la ciudadanía. Ya que, si se presupone que todo político está al servicio de las personas, la realidad indica que en muchas ocasiones esto no es así en modo alguno. La simple sospecha de que un cargo público lo es para su particular provecho está desprestigiando la democracia como nunca antes lo había estado desde la Transición. Por ello, el gesto de implicarse con un apoyo explícito al Partido Decente equivaldría a la firma de un segundo contrato social: asegurar de un modo absoluto que jamás se corromperá.

8. Ser un político decente es, además, tener como más alto ideal el máximo bienestar de los ciudadanos. En consecuencia, jamás ofrecerá su apoyo a una medida que, en conciencia, considere que es lesiva para el pueblo representado y, más en concreto, con los más desprotegidos de la sociedad.

9. Para ciudadanos y políticos interesados, el modo en que estableceremos el debate de ideas será a través de la cuenta de Facebook ‘Partido Decente’ y, en Twitter, @Partido_Decente. En caso de no llegar estar presentes en las instituciones o no conseguir siquiera el apoyo mínimo para concurrir a las próximas elecciones municipales, el solo hecho de generar un debate productivo entre algunos ciudadanos y fomentar una mayor querencia hacia este reto social, ya sería un logro para nosotros.

10. Ya no hay marcha atrás. Se ha acabado el tiempo para los politicastros y los ciudadanos que dicen que no pueden creer en la democracia por las malas prácticas de quienes la ostentan. Es una oportunidad para todos. Estamos abiertos a todos. Ha llegado el Partido Decente.

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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