Cuando distintos Paises compiten entre ellos por ser quienes presentan proposiciones de Paz entre Palestinos e Israelies, y por ser reconocidos como ‘anfitriones» de convenciones internacionales, es interesante entender cuales son realmente las posibilidades de que Israel actue de tal o cual manera.
Las cinco opciones políticas de Israel respecto a Judea y Samaria es el tema de un articulo que fue publicado el 5 de abril del 2016 por el Prof. Hillel Frisch Fuente: Hatzad Hasheni.
Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan, e investigador asociado en el Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos.
«Cuando Mahmoud Abbas se aparte de su cargo como líder de la Autoridad Palestina, Israel tendrá que tomar decisiones estratégicas. Este documento analiza cinco enfoques políticos posibles, ninguno de los cuales es el ideal. Estas opciones son la “resolución vigilante del conflicto”, la solución de la “fricción creativa”, el “caos constructivo”, la “retirada unilateral” y “la anexión unilateral”. La opción conservadora es probablemente la más factible; la retirada unilateral es la menos factible. En todos los casos, sin embargo, Israel tendrá que mantener una presencia militar en Judea y Samaria.
El tratar de diseñar una política Israelí coherente hacia una Autoridad Palestina (AP) posterior a Abbas es como intentar construir una casa sobre arenas movedizas. La situación es constantemente sacudida por temblores y corrientes subterráneas. Estas incluyen la actual ola de violencia terrorista contra los Israelíes, aunque esta en declive; un distanciamiento cada vez mayor dentro de Fatah entre Abbas y sus detractores la cual está muy ligada a la lucha por su sucesión; y la posibilidad que la vinculación entre esos dos acontecimientos pueda degenerar en una guerra civil (otro «frente» en la guerra de poder librada entre Irán y Arabia Saudita y sus respectivos aliados).
Israel no puede darse el lujo de ser un observador pasivo de los eventos que se desenvuelven dentro de la AP. La aldea Palestina de Budros sostiene una postura estratégica a tan sólo 11 kilómetros de la pista principal del único aeropuerto internacional de Israel. La periferia de la ciudad Palestina de Tulkarem se encuentra a varios cientos de metros de la carretera Rabin, la autoestrada norte-sur de Israel.
Cuando Abbas se marche de la escena, los Israelíes que toman las decisiones tendrán que considerar cinco enfoques políticos radicalmente diferentes hacia la AP.
Primero, Israel puede participar en la resolución del conflicto de una manera que mantenga la posibilidad de crear un estado Palestino. Segundo, Israel puede promover fricción con los Palestinos aprovechando las oportunidades de incrementar los asentamientos y otras formas de construcción del Estado de Israel. Tercero, Israel puede desistir de tomar medidas a fin de estabilizar a la AP si el caos emerge sobre el tema de la sucesión. Las opciones cuarta y quinta propuestas, por bandos opuestos del espectro político, promueven las acciones unilaterales. El Campamento Sionista busca la retirada unilateral, mientras Bait Ha-Yehudí pide una anexión selectiva de los asentamientos.
Una sexta opción, el participar en negociaciones inmediatas con los Palestinos hacia el rápido establecimiento de un estado Palestino, es considerada factible y aconsejable por sólo dos actores políticos marginales – los partidos políticos Meretz y la Lista Árabe Unificada – y por lo tanto no serán consideradas en este artículo.
La opción “Mantenimiento atenuado del Conflicto”
La opción Mantenimiento atenuado del conflicto sostiene que la paz no es posible en un futuro previsible, pero que Israel se beneficiara al abstenerse de acciones tales como la construcción de asentamientos que comprometen las posibilidades de una eventual solución de dos estados. La ventaja de esta opción es que se ajusta a las costumbres y expectativas de la comunidad internacional, incluyendo el más firme aliado de Israel, los Estados Unidos y los países amigos de Europa tales como Alemania, Gran Bretaña e Italia.
Todos estos consideran la construcción de dos estados como la única solución sobre la mesa, a pesar que reconocen que no puede lograrse en un futuro inmediato. Estos ven al gobierno de Israel mas alla de la Línea Verde como un ente de ocupación y se preocupan por la posibilidad que el fracaso en la resolucion del problema sobre la base de dos estados conduciría a un estado binacional disfuncional empañado por una considerable violencia interna.
Para mantener la viabilidad de una solución de dos estados para el futuro, será necesario reducir los asentamientos más allá del bloque de Gush Etzion y todos los asentamientos no adyacentes a la Línea Verde, a fin de mantener el estatus quo. Los inconvenientes de este enfoque son claros: los Palestinos no poseerán ningún incentivo para venir a la mesa de negociaciones y los colonos y ciudadanos israelíes sobre la Línea Verde seran convertidos en víctimas de la pasividad política. Sin embargo, los defensores de esta opción argumentan que estos inconvenientes son menores en relación al aislamiento internacional que Israel sufriría si abandona el principio de solución de dos estados. El precio de tal desviación del compromiso con la solución incluiria la alienación de la mayoría de la diáspora judía, especialmente en los Estados Unidos.
El enfoque de gestión del conflicto cree que debe mantenerse el control militar Israeli total sobre Judea y Samaria mientras que al mismo tiempo promueve lazos económicos con los Palestinos a través de la Línea Verde. Esos lazos sirven a los dos propósitos. Hasta cierto punto, pacifican a la población árabe de Judea y Samaria; y garantizan el acceso al segundo mayor mercado de Israel. Al aumentar el número de trabajadores Palestinos en Israel también aumentan los medios para comprar productos israelíes. Esta estrategia ha funcionado hasta ahora, tanto en términos de reducción de terrorismo como el aumento del poder de compra de los Palestinos.
En caso de mantener el Gobierno Israeli esta política, es probable que enfrente poca oposición, ya sea a nivel nacional o entre los aliados internacionales de Israel.
La opción “Fricción”
Los detractores de la opción gestión del conflicto argumentan que Israel ha perdido la iniciativa en su conflicto con los Palestinos. Estos sostienen que Israel no debería absorber los costos de las iniciativas Palestinas para cambiar el status quo, tales como ataques terroristas o construcciones ilegales intensivas en la zona C (que se encuentra bajo control exclusivo de Israel). Por lo contrario, Israel debería hacer conbatir las iniciativas Palestinas con iniciativas aún más audaces, tal como lo hizo con tanto éxito durante el Mandato y en los primeros años del estado. Israel debería promover una construcción mas masiva en Judea y Samaria, al menos hasta que los Palestinos pidan o rueguen por la paz.
En la reciente ola de ataques Palestinos por ejemplo, la incitación de la AP y Hamás a la violencia en las zonas de Hebrón y Jerusalén debería ser contrarrestada por acciones ofensivas israelíes, incluyendo asentamientos. Los asentamientos, segun esa argumentacion, promueven la seguridad.
Al menos, Israel deberia impedir o demoler las construcciones Palestinas a gran escala diseñadas para cambiar las realidades estratégicas en el terreno. Esta construcción es más evidente en la zona E-1, que se extiende desde la Colina Francesa (Jerusalem Oriental) a través de Issawiyeh, Al-Zaim y la sección oriental de A-Tur a lo largo de la carretera entre Jerusalén y Jericó. En este área, los Palestinos están haciendo un esfuerzo concertado en crear una extensión urbana continua Palestina desde el sur de Jerusalén hacia el norte, a pesar de la barrera de seguridad Israeli en sus cercanias.
Las desventajas de esta opción política son claras. Habrá una oposición interna desde la Izquierda, pero el gobierno podría superarla. El mayor peligro es la considerable hostilidad que generaría hacia Israel en los Estados Unidos y la Comunidad Europea si Israel construye asentamientos en su reacción al terrorismo y participa en el desmantelamiento masivo de construcciones ilegales, algunas de las cuales fueron fomentadas por la UE.
La opción del “Caos Constructivo”
Varios contendientes dentro de la AP ya han comenzado a competir sobre quién heredara el liderazgo luego de la salida o desaparición de Muhammad Abbas, quien tiene ya 83 años. Esta competencia ha provocado un debate interno en Israel sobre si se debería apoyar un candidato adecuado por el bien de la estabilidad o no actuar a pesar que el conflicto puede degenerar en caos. Los partidarios de este último punto de vista creen que el caos y la posible disolución de la AP y la posterior atención por parte de actores internacionales en pacificar la zona, podrian aliviar la presión sobre Israel para que entre en procesos de paz no realistas.
Una parte Palestina debilitada por la prolongada inestabilidad también podria ser susceptible a un acuerdo de paz más favorable a los intereses y preocupaciones de Israel. Es muy probable sin embargo, que los Palestinos permanecerán fragmentados, y que la AP se convertirá en dos o más autoridades distintas en Judea y Samaria.
En cualquiera de los casos, es menos probable que en un caso asi la comunidad internacional pudiese pensar que puede resolver el problema Palestino a expensas de Israel. En caso que la AP se fragmente, los aliados de Israel podrían sentirse más inclinados a pensar en el problema Palestino en la forma en que lo hacen los Israelíes como un problema de gestión de conflicto en lugar de un problema que es soluble a través de la creación de un estado cuya construcción se encuentra en marcado contraste con la realidad sobre el terreno.
Dicho esto, los inconvenientes de la opción de «caos constructivo» son igualmente crudos. Caos podria significar el final, al menos inicialmente, de la cooperación en el tema de seguridad que ha reducido el terrorismo dirigido contra los Israelíes en general y en particular hacia los colonos. Caos también podria aumentar el aumento de deslegitimar al estado judío por parte de aquellos que culparian a Israel por el miserable estado de las cosas en Judea y Samaria.
Los costos económicos del «caos constructivo» también son considerables. La AP es el segundo mayor socio comercial de Israel y posiblemente el mayor mercado para los bienes y servicios israelíes que no son de alta tecnología, un segmento del mercado que emplea a una abrumadora parte de la fuerza laboral de Israel. El caos por lo general trae bajo su estela una recesión económica, lo que probablemente afecte la demanda de los productos israelíes.
Esta opción («caos») es probable que reciba la oposicion de la Izquierda política y de poderosos grupos de presión tales como la Asociación de Fabricantes y la Histadrut (Federación Laboral de Israel). Sin embargo, si el gobierno se decide por esta opción, la oposición interna es poco probable que sea lo suficientemente fuerte como para prevenirlo.
La opción “Retirada Unilateral de Judea y Samaria”
Isaac Herzog, líder de la Unión Sionista (Majané Tzioní), promueve formalmente la retirada unilateral israelí del 85% de Judea y Samaria, incluyendo 28 localidades Palestinas dentro de los límites municipales de Jerusalén, como medio de separación de los Palestinos. Su plan prevé mantener el control militar completo y exclusivo sobre los bloques de asentamientos de Gush Etzion y Ariel y el valle del Jordán y una presencia militar activa en otros lugares de la AP.
La retirada unilateral garantizara, supuestamente, el carácter de Israel como un estado Judío retirándose hacia el entorno de la barrera de seguridad, que conforma estrechamente las fronteras permanentes futuras según lo previsto por los Estados Unidos, el aliado clave de Israel. Transfiriendo la responsabilidad de la mayor parte del territorio de Judea y de Samaria y prácticamente la totalidad de sus habitantes Palestinos a la AP, Israel ya (supuestamente de nuevo) no sería visto como ocupante; su imagen se verá reforzada; y la influencia del movimiento BDS se sentiría con menos intensidad.
Una vez más, es relativamente fácil identificar inconvenientes en este plan. El desmantelamiento de decenas de miles de colonos israelíes sería una tarea difícil y costosa. Por otra parte, la acción probablemente agrave considerablemente la situación de seguridad, dado que muchas fuerzas y grupos terroristas en la AP interpretarán la medida como un acto de debilidad y se animaran a aumentar los ataques con el propósito de lograr una retirada total.
La retirada unilateral ofrece pocos incentivos a los líderes de la AP de entrar en un proceso de paz y probablemente endureceria posturas Palestinas sobre temas espinosos de soberanía sobre Jerusalén y el así llamado “derecho de retorno” para los refugiados. Con toda probabilidad, esta opción daría lugar a la caída del gobierno Israeli. Cualquier gobierno de unidad creado en su estela probablemente desista de la opción.
La opción “Anexión Unilateral de la Zona C”
El partido Bait Yehudí (Casa Judía) pide al gobierno anexar las áreas designadas en los acuerdos de Oslo tales como la Zona C. Este territorio está hoy en dia bajo el exclusivo control administrativo y político israelí y está en su mayor parte, escasamente poblado por árabes. Esta área se compone de las colinas del sur de Hebrón, la mayoría de las partes del este de Judea y Samaria y el área entre Maale Adumim y Jericó hasta el río Jordán.
La anexión implica actividades de establecimiento de asentamientos en las áreas anexadas. Los inconvenientes son evidentes. La oposición internacional sería altamente ruidosa, quizá al punto de imponer sanciones contra Israel. La oposición interna sería intensa también, aunque probablemente no al punto de impedir la acción si el gobierno de turno fuese a elegirlo. Habría pocos efectos económicos internos de tal acción, pero el comercio internacional de Israel y el flujo de las inversiones podrian verse afectados de manera significativa.
Ninguna de estas opciones es la ideal, lo que probablemente es el por qué el debate es a su vez tan vívido e indeciso. Todas las cinco confirman la necesidad de mantener una presencia militar en Judea y Samaria, pero para diferentes propósitos.
La opción “Mantenimiento atenuado del conflicto” es probablemente la más factible y la opción de «retirada unilateral» la menos factible. La «retirada unilateral» en cualquier caso, probablemente resulte ser domésticamente imposible. La opción «caos» no está totalmente en manos de Israel, condicionada a los desarrollos internos en la AP. Tanto las opciones de «fricción» como de «anexión» encontraran una rígida oposición internacional, lo que podria dar lugar a una oposición interna por parte de un poblacion no dispuesta a asumir costos económicos a largo plazo como consecuencia de tales políticas.
P.D. Por supuesto que tambien quien escribe el Blog (S.Z.) tienes sus ideas sobre el tema en cuestion…
Pero dejemos primero a los lectores ‘decir» que es lo que piensan sobre el tema…