Hoy, 16 de junio de 2025, la política internacional vuelve a mirar hacia Oriente Medio tras revelarse que Donald Trump vetó un plan de Israel para asesinar al líder supremo iraní, Ali Khamenei.
La noticia, que apunta directamente a los pasillos más reservados del poder en Washington y Jerusalén, muestra hasta dónde estaba dispuesto a llegar el Gobierno israelí en su pulso contra Teherán.
La propuesta israelí llegó en un momento de máxima tensión entre ambos países y con la sombra constante del programa nuclear iraní.
La negativa de Trump, lejos de ser una simple decisión táctica, refleja una línea roja difícil de traspasar incluso para una administración tan proclive a la presión máxima como fue la suya.
Contexto: la política del “máximo riesgo”
El plan israelí no era una ocurrencia aislada.
En los últimos años, Tel Aviv ha intensificado operaciones encubiertas en Irán con acciones como el asesinato del científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh y ataques a instalaciones estratégicas.
Sin embargo, asesinar al Líder Supremo implicaba un salto cualitativo: provocar una crisis regional sin precedentes.
El rechazo de Trump puede entenderse como una apuesta por la contención estratégica en lugar de una escalada directa.
La Casa Blanca era consciente de que eliminar al ayatola Khamenei podría desencadenar represalias devastadoras no solo contra intereses estadounidenses e israelíes, sino también sobre aliados regionales.
En un clima donde Rusia advertía sobre el riesgo de una guerra total en Oriente Medio, cualquier movimiento podía prender la mecha.
¿Quién es Ali Khamenei? Diez claves y curiosidades
La figura de Ali Khamenei concentra tanto poder como misterio fuera de Irán. Aquí van diez datos poco conocidos sobre él:
- Nació el 17 de julio de 1939 en Mashhad.
- Procede de una familia religiosa chiita con raíces en Azerbaiyán.
- Fue presidente de Irán antes que líder supremo (1981-1989).
- Es uno de los pocos clérigos chiitas que ha llegado al rango político más alto sin ser “ayatolá” inicialmente.
- Sobrevivió a un atentado con bomba en 1981 que le dejó secuelas permanentes en su mano derecha.
- Habla árabe y azerí además del persa.
- Es aficionado a la poesía y ha publicado varios textos bajo seudónimo.
- Su doctrina política se basa en el “velayat-e faqih”, el gobierno del jurista islámico.
- Ha sido crítico feroz tanto con Estados Unidos como con Israel.
- Controla no solo las fuerzas armadas sino también la televisión estatal y el sistema judicial.
Este poder casi absoluto lo convierte en objetivo prioritario para los enemigos exteriores del régimen.
El largo brazo del Mossad dentro de Irán
La agencia israelí Mossad ha demostrado repetidamente su capacidad para penetrar las defensas iraníes. En los últimos años se han atribuido o sospechado acciones espectaculares:
- Robo e incautación de archivos nucleares iraníes en 2018.
- Destrucción de más de 100 drones iraníes en 2022.
- Sabotaje a instalaciones nucleares clave (Natanz 2020 y 2021, Karaj 2021).
- Eliminación del jefe nuclear Mohsen Fakhrizadeh (2020).
- Apoyo operativo a ataques encubiertos dentro del propio territorio iraní durante 2024 y 2025.
La prensa israelí señala que las imágenes recientes muestran agentes del Mossad operando activamente dentro de Irán, lo que evidencia su capacidad para infiltrarse incluso en los entornos más vigilados.
Esta actividad clandestina no solo ha dañado infraestructuras críticas sino también ha desmoralizado sectores clave dentro del régimen iraní. Sin embargo, atacar directamente al Líder Supremo suponía arriesgarse a una represalia directa y masiva.
Impacto potencial: ¿qué habría pasado si…?
La muerte violenta de Khamenei habría supuesto:
- Un vacío inmediato en la cúspide del poder iraní, con riesgo real de luchas internas.
- Una respuesta militar por parte iraní contra intereses estadounidenses e israelíes.
- Posible cierre del Estrecho de Ormuz y alteración global del mercado energético.
- Incremento exponencial del riesgo terrorista contra objetivos occidentales.
En resumen: la opción barajada por Israel implicaba un escenario “post-Kashem Soleimani” multiplicado por diez.
La tensión sigue: perspectivas futuras
Aunque el plan nunca se ejecutó, el mero hecho de haberlo considerado muestra el grado extremo al que ha llegado la rivalidad entre Irán e Israel. El Mossad sigue actuando dentro del país persa mientras Teherán multiplica sus advertencias y promesas de venganza tras cada golpe recibido.
Mientras tanto, Estados Unidos parece optar por mantener la presión económica y diplomática pero evitando cruzar líneas que puedan detonar un conflicto regional abierto. El futuro inmediato dependerá tanto del pulso interno dentro de Irán –donde Khamenei sigue siendo pieza clave– como de la capacidad o voluntad israelí para seguir usando el Mossad como herramienta principal frente a su gran enemigo estratégico.
El episodio confirma hasta qué punto Oriente Medio sigue siendo terreno resbaladizo donde cada decisión puede tener consecuencias globales.
