El comisionado de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Thomas Hammarberg, ha pedido a los países que mantuvieron en su territorio cárceles secretas de la CIA –a las que agentes de la organización trasladaron a sospechosos de pertenecer a células vinculadas al terrorismo islamista para realizar interrogatorios– que se sinceren sobre los ‘puntos negros’ el lunes, con motivo del décimo aniversario del 11-S.
«La oscuridad todavía envuelve a aquellos que autorizaron y dirigieron los puntos negros en territorios europeos. La verdad completa ha de ser establecida y han de darse garantías para que estas formas de cooperación nunca se repitan», ha dicho Hammarberg.
Varios miembros de la CIA han reconocido la existencia del programa, pero no han querido dar detalles y han negado que se violara ley alguna. Los esfuerzos para conseguir que la agencia dé detalles sobre esta red de cárceles clandestinas han sido infructuosos.
El comunicado de Hammarberg llega en un momento en que han salido a la luz varios documentos conseguidos en el complejo residencial del líder libio, Muamar Gadafi, en Trípoli, en los que se cuestionan los programas de rendición extraordinaria o el interrogatorio a sospechosos en terceros países en los que las leyes estadounidenses no se aplican.
Hammarberg ha indicado que la CIA retuvo a «detenidos de alto valor», incluyendo al supuesto autor intelectual del 11-S, Jaled Sheij Mohamed, en Polonia entre 2002 y 2003, según ha informado la cadena estadounidense CNN. Esta cárcel cerró en 2003, pero una nueva prisión secreta se abrió en Rumanía ese mismo año.
«Las investigaciones efectivas son imperativas y siguen siendo una deuda», ha apostillado Hammarberg. Polonia, Rumanía y Lituania, tres de los países que acogieron estos centros, no se han pronunciado sobre estas peticiones por parte del Consejo Europeo.
