Como si se tratase de una catarsis colectiva de la izquierda ferrolana tras la derrota electoral de la derecha, y sin la menor presencia policial, miles de ciudadanos, representantes de las organizaciones ecologistas de Galicia junto con decenas de representantes de colectivos marisqueros, de asociaciones sindicales, incluso escritores y un nutrido de referentes políticos de la izquierda gallega se congregaron este pasado domingo para protestar sobre la actual ubicación de la planta de gas de Reganosa.
Esto sucede después de varios intentos fallidos por parte de los mariscadores de El Ferrol de impedir la entrada de los barcos gaseros a dicha planta.
Pero ¿Por qué ahora las manifestaciones? ¿Por qué no se protesto antes?
Reganosa, no es cosa de un día, hace tiempo que comenzaron las obras para su construcción, hace tiempo que se sabía la ubicación de la planta, hace mucho tiempo que se pudo haber protestado y, sin embargo no se hizo.
La planta de Reganosa es un ambicioso proyecto pensado para dar aire a una zona otrora prospera y ahora sumida en la precariedad de los contratos basura y el desempleo. Reganosa esta concebida para suministrar de gas a todo el noroeste de España, creando varios cientos de empleos directos y muchos más indirectos, y no obstante, la rechazamos.
Toda mi vida he oído la cantinela, no del todo incierta, de que en Galicia habíamos sido siempre, para todos los gobiernos y gobernantes de España, como los hijos de un Dios menor. Cataluña había sido siempre la favorita y Galicia, la gran olvidada. Y ahora cuando parece que la suerte nos sonríe y que el gobierno de la nación quiere hacer algo por nosotros…, lo rechazamos.
No hace tanto, La Junta (Xunta) de Galicia mando la mayor planta de cría de rodaballo, que Pescanova quería instalar en Touriñan, a Portugal.
Y ahora otra que quieren instalar en Baroña (Puerto del Son) y que emplearía al menos a 50 personas, tampoco la quieren.
En la construcción de la autovía Santiago Noya, a su paso por Bertamirans, principal pueblo beneficiario, pues le aliviaría del enorme trafico que tiene que soportar todos los días y con atascos kilométricos en especial en horas punta, aparecen pintadas de: autovía no y autovía la muerte de la Mahia, (Mahia es el nombre del valle).
En la misma autovía a su paso por Noya, trataron de hacer una circunvalación con un puente que uniría ambos márgenes de la ría, pero los vecinos cuyas tierras se veían afectadas y los mariscadores que temían ver los bancos de berberecho dañados, por la construcción de dicho puente se opusieron, exigiendo que se hiciese por el interior. Y ahora los vecinos del interior se oponen a su vez alegando que ahora son más los afectados, -cosa que es verdad-
La semana pasada fui a Cee y me encontré con una manifestación que cortaba el tráfico, le pregunte a un paisano que iba en dicha manifestación, de que iba la cosa y me dijo que era porque querían hacer una carretera de circunvalación o algo asi, pero que cojia muchas tierras y que lo vecinos no la querían por allí, debe ser un virus pensé, una epidemia. ¿Pero que está pasando con Galicia, es que queremos el progreso pero no los daños colaterales que ello conlleva?
¿Es que no sabemos que si queremos progreso, industria y puestos de trabajo, las aglomeraciones, el trafico, los ruidos, los humos y a veces incluso los malos olores, vienen con el territorio?
¿Es que estamos locos los gallegos o simplemente somos tontos?
Ni una cosa ni otra, quizás la respuesta este en el comienzo de este articulo; la izquierda.
Si, los izquierdosos, que dice un amigo mío, y no hay mas que fijarse en las manifestaciones, veremos en ellas, en el mogollón: los paisanos de la comarca en cuestión, los de infantería de toda la vida, que diría Pérez Reverte, “Berberecheiros” paisanos que llevan toda la vida malviviendo de un mísero sueldo que obtienen de la extracción del berberecho, aunque últimamente la cosa se les haya puesto un poco mejor con la profesionalización del sector, pero eso si, si Galicia fuese a esperar por la riqueza de esta profesión para prosperar, íbamos aviados, y gentes del lugar que tal o cual carretera o parque eolico etc. les arrebata un trozo de sus tierras, y a estos los comprendo muy bien, pues solo un gallego sabe lo que le duele a otro gallego que le quiten tan siquiera un palmo de tierra, aun que se le diga que en ese palmo se va a construir la futura plataforma de un cohete que llevara el primer hombre a Marte. Ni marte ni miércoles, mi tierra es mía y no me la quita nadie. Y en frente siempre los mismos, la izquierda, los nacionalistas y los IIP (intelectuales, inteligentes y progresistas) de Galicia, gente que en su vida ha pegado palo al agua, que se dedican a vivir del cuento y a incordiar, y que no perdonan a nada, a ninguna obra que haya sido programada, licitada, comenzada o construida por el PP. Todo lo que venga de la derecha hay que destruirlo, moverlo aunque sea un metro y volverlo a construir de nuevo, si se puede o arruinarlo para siempre, cualquier cosa, menos tener delante algo hecho por la derecha.
Y lo están haciendo así, tal cual, sistemáticamente, están destruyendo una tras otra, todas las obras construidas o programadas por el anterior gobierno, todas, incluso el país.
Y es que son gentes que piensan más en su rencor y en su odio a la derecha y a todo aquel que no piense como ellos, que en el bien de su tierra.