Pacos

Paco Sande

11M, visto para sentencia.

Bien: hace unos días termino el juicio sobre el 11M, y el caso ha quedado visto para sentencia. Bueno, pues eso debió ser visto y no visto, porque yo no me he enterado de nada y, recto al guapo que ahora sepa más, sobre este caso, de lo que sabia al empezar el juicio, a que levante la mano.
Porque hay que ver que embrollo, que embolado mas grande, lo único positivo fue la planta y el empaque qué demostró en todo momento el juez Bermúdez, y qué, además, fuera televisado, evitando de esta forma que la mas media del Prisoe y sus afines lo embrollaran mas todavía con sus medias verdades y sus medias mentiras, por lo demás, un desastre, un guirigay digno de un país bananero, pero indigno de un país que es la octava potencia financiera mundial y que pretende ser puntero como una las grandes democracias del mundo y tanto lo uno como lo otro, nadie se lo acaba de creer del todo, porque la verdad es qué, nos esta viniendo muy ancho.
Vimos a una fiscal que con un rotundo “vale ya” nos obligaba a aceptar, por narices, que lo que había estallado en los trenes había sido goma dos eko.
Vimos montones de declaraciones y evidencias, que demostraban que no había sido así, que la dinamita que había estallado en ningún caso era gama dos eko.
Vimos que de esta forma la trama asturiana, podría ser culpable de muchas cosas, pero no de ser la que suministro la dinamita que cometió los crímenes del 11M.
Vimos como alguien se había molestado en ir dejando un reguero de pistas falsas para engañar… ¿a quien? Y ¿para que?
Vimos como alguien había hecho desaparecer dos trenes enteros, dejando de ellos tan solo unas pequeñísimas piezas que habían sido lavadas con acetona, imposibilitando así analizarlas y por lo tanto saber lo que había estallado realmente en los trenes.
Vimos o mejor escuchamos una mañana por la radio, como un ex jefe de policía (Díaz de Mera) nos aseguraba que había un informe y una fuente que relacionaba los atentados del 11M con la ETA, fuente de la que se negaba a rebelar el nombre ante el juez diciendo que prefería callar y apechugar con las consecuencias, cambiando de parecer unos días mas tarde y revelando quien era la fuente, fuente que al final no soltó ni gota, al contrario, diciendo que todo había sido un farol de su ex jefe que ahora quería cargarle a él el muerto, termino embrollando mas la cosa.
Vimos a policías y guardia civiles que declararon como y lo que quisieron si inmutarse un pelo.
Vimos que muchos de los implicados eran o habían sido, alguna vez, confidentas de la policía.
Vimos a un juez instructor del caso, que hizo todo lo humanamente posible para embarullar mas la cosa.
Y, vimos lo sucedido en los últimos días, quizá lo más llamativo sean las declaraciones del fiscal Zaragoza, quien poniéndose la venda antes que la herida y previendo, la más que previsible excarcelación temprana de algunos imputados. Sugería que algunos pueden ser absueltos por falta de pruebas

El juicio ha terminado. La investigación continúa, pero la vista en la sala de la Casa de Campo se cerró con las palabras finales de algunos de los acusados.
Y aquí oímos la alocución de Zougham que parecía serena y sincera: eran las palabras de alguien que se sabe inocente y que quiere exponer ante el tribunal los hechos que él cree que demuestran de forma indiscutible que él no tiene por qué estar en ese banquillo. De todos los imputados que han sido juzgados, Zougham es uno de los pocos que carece de antecedentes penales.
Oímos también, el alegato de Rachid Aglif lleno de rabia poco contenida hacia Rafá Zouhier, a quien acusa de haber mentido sistemáticamente para incriminarle.
Y, oímos, finalmente, las palabras de Basel Ghalyoun que llamaron la atención por el sentido común que destilaba su proclamación de inocencia. Acusó a la Fiscalía, de forma muy poco velada, de manipular indicios de forma descarada para tratar de incriminarle al precio que fuera. Denunció que se le pretendiera relacionar estrechamente con El Tunecino a partir de 12 llamadas telefónicas (6 de ellas fallidas) intercambiadas en 6 meses. Denunció que la Fiscalía utilizara como indicio contra él los mensajes recibidos del Servicio de Noticias de Amena el 10 y 11 de marzo, cuando él estaba recibiendo esos mensajes desde diciembre de 2003. Denunció que se pretendiera asociarle con la casa de Leganés porque hubiera aparecido allí un gorro de oración con una muestra de ADN suya, cuando la aparición de objetos con ADN de personas que no han podido estar en un determinado escenario es constante a lo largo del sumario.
Y después de todo lo visto y oído, el caso ha quedado visto para sentencia, pero, eso si, mas embrollado que nunca. Y es qué, mucho me temo, que si de aquí el buen juez Bermúdez quiere sacar algo en limpio, tiene tres opciones, a saber: sentar a todos los implicados en el salón y con un numerito a lo Hércules Poirot, ir desgranando sistemáticamente los motivos por los cuales sucedió lo del 11M nombrando al final a los asesinos. Contratar a una bruja y que le haga un acto de quiromancia. O hacer como los buenos toreros, mirar al tendido, santiguarse, ajustarse los machos y echar el resto y, o hace algo así o el 11M pasara a engrosar la lista de los enigmas de la historia.

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