Pacos

Paco Sande

“Katyn” La película.

Hace unos días, casi por casualidad, tuve la oportunidad de ver la película Katyn, que llega a España con dos años de retraso y ha sido relegada a las salas más “modestas”, o sea, allá donde no se note mucho.
Katyn es la última película de Andrzej Wajda. –Aquí hablo como si yo conociese de antemano a este director y la verdad es que, en mi vida había oído hablar de él-
Pero lo que yo si conocía, de antemano, era la estremecedora historia de Katyn.
La matanza de Katyn, es uno de los episodios más turbios y escalofriantes del Siglo Veinte.
Una de las mayores masacres de seres humanos, ordenada por Stalin y perpetrada en el bosque que lleva este nombre (Katyn) a solo unos pocos kilómetros de la ciudad rusa de Smolenko.
La carnicería que los rusos infligieron sobre los desdichados polacos, sucedió poco después de que Polonia fuese invadida por la Unión Soviética y Alemania, que después del pacto de “no agresión mutua” firmado entra ambas potencias, se la repartieron a pachas.
Este pacto germano-soviético, que la historiografía “progre” y políticamente correcto, para quitarle hierro, presenta como de “no agresión”, fue en realidad un acuerdo de colaboración en toda regla, que se mantendría literalmente hasta la misma madrugada en que Hitler lanzaría sus tropas contra la URSS, el 22 de junio de 1941.
-El otro día en una tertulia de radio escuche como una de las contertulias, una señora pro socialista y progre a mas no poder, afirmaba que el país que mas se había sacrificado durante la Segunda Guerra Mundial, habían sido los rusos.
Pues no señora.
Los rusos simplemente se defendieron.
Y es que, o lo hacían así, o Hitler los hacía en picadillo.
Y eso, unido al sistema de lucha empleado por Stalin, que consistió en la “estrategia” de tierra quemada y el envió de inagotables masas de soldadas al frente, hizo que el ejército ruso fuera el que alcanzo el índice mas alto de bajas.
Era cuestión de morir matando o dejarse matar sin mas, optaron por lo primero y murieron a miles, pero fue por puro instinto de supervivencia, no por un espíritu de sacrificio.
Si a alguien se le puede dar la aureola de sacrificio, será, en tal caso a los norteamericanos, australianos y canadienses y algún otro país, que vinieron a Europa a pelear a una guerra que no era la suya y por unas gentes que no conocían-.
Pero volviendo a Katin. Éste lugar fue el escenario de uno de los peores crímenes cometidos contra la humanidad. Fusilamientos de millares de personas, seguidos de enterramientos masivos en fosas comunes.
Este hecho tiene su precedente y su paralelo en los asesinatos de Paracuellos del Jarama, durante la Guerra Civil. En ambos sus autores fueron las fuerzas de izquierda.
En ambos, la atrocidad no fue cometida por bandas de incontrolados, sino con la anuencia de las más altas autoridades. – Don Santiago Carrillo, puede dar detalles-
En ambos casos, los asesinatos fueron contemplados por sus ejecutores como fase indispensable en la implantación de la dictadura del proletariado.
Y ambos representan el máximo exponente de la poderosísima maquina de propaganda que representa la izquierda.
La masacre de Katyn, fue denunciada por los alemanes en abril de 1943, cuando estos, y ya con el famoso pacto hecho historia, tomaron Smolensko y descubrieron una de estas fosas. En seguida la maquina de propaganda de Goebbels entro en acción y difundió al mundo entero las espeluznantes imágenes de los cadáveres que allí se hacinaban. Pero ni siquiera Goebbels, el jefe de propaganda de Hittlel, que acuño la frase, “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”, pudo con la contra propaganda de la izquierda. Smolensko fue pronto recuperada por el ejercito soviético que en seguida negó la autoría de la masacre, algo que fue creído por el mundo entero a pie juntillas, al fin y a la postre, los culpados eran los nazis, autores a su vez del horrendo holocausto y, además, en este cochino mundo a la izquierda siempre se le ha dado y se le sigue dando, mas crédito que a la derecha.
No fue hasta 1990 que un gobernante soviético –Gorbachov- reconocería la vergonzosa verdad de lo ocurrido en el bosque de Katyn.
Beria el temible jefe de la policía secreta soviética (NKVD), recibió ordenes de Stalin, en marzo de 1940, para que dispusiera la ejecución de aquel abultado contingente humano; y Beria que ya había sido el encargado de la ejecución de la Gran Purga, ordenada por el “padrecito” Stalin entre 1936-1938, se puso manos a la obra.
Conduciendo los prisioneros en camiones al bosque de Katyn, donde se habían excavado grandes fosas, comenzaban las ejecuciones, fusilamientos a destajo en jornadas exhaustivas que iban desde el alba hasta el ocaso.
Sobre los fusilamientos masivos en Paracuellos del Jarama, obra también diseñada por la NKVD, la izquierda también trató siempre de negar su autoría y culpar de ellos a Franco.
Hoy es un hecho por todos conocido y de todos es mas que sabido quienes fueron sus autores y, sin embargo, la izquierda proge y los titanes de la “Memoria Histórica” esos que tanto velan por restaurar el buen nombre de los represaliados del franquismo, que destierran de la nomenclatura de nuestras calles todos los nombres franquistas y ponen en su lugar los nombres de aquellos ilustres hijos de… aquella “gloriosa” Segunda República, gente como Largo Caballero, la Pasionaria o Negrin, ¡Hay que jorobarse! Corren sobre este asunto el proverbial tupido velo y pasan sobre el de puntillas mientras censuran, apartan y ocultan cualquier cosa que se lo recuerde, y es por eso que en esta España “cañí” todavía anegada de odio, esta película ha sido relegada a salas de segunda fila.
Y es que, cuando un director decide vender su película en los cines de nuestra España, mejor que esta película contenga una alegoría en contra del franquismo, venga o no venga a cuento, solo así, será considerada políticamente correcta y solo así la podrá ver proyectada en cines de primera.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído