Palpito Digital

José Muñoz Clares

El triunfo de Otegui, la alegría de Homs

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Otegui pasea su martirio por Europa. Advirtió recientemente a los españoles sobre el peligro de humillar a la gente de ETA, hoy encarcelada; consiste la humillación en el hecho de recordarles que esa guerra la perdieron. La advertencia sonaba a amenaza, a aquel “ETA mátalos” que los llevó a todos a la cárcel, por decirlo y por hacerlo. Otegui incluido (por decirlo). Las humillaciones a que ellos nos sometieron no cuentan, claro. Cuando Ortega Lara fue liberado por la Guardia Civil – la misma que desmanteló a ETA y encarceló a sus cúpulas sucesivas – después de un injusto y atroz cautiverio, el titular de Gara resultó elocuente: “Ortega Lara vuelve a la cárcel”. Y nos lo tragamos. Eran los tiempos en que la gente no era asesinada sino que “fallecía”, siendo asunto menor el tiro que llevaban en la nuca. Fueron sus tiempos gloriosos, aquellos en que un pueblo acobardado rescató de la dictadura argentina el argumento del “algo habrá hecho” para explicarse a sí mismos el fallecimiento de un vecino, enterrado más por la cobardía que por la tierra.
Mientras tanto Homs está contento. Se le está poniendo cara de zorro como se le puso en sus postrimerías al difunto Artur Mas, que se empeña en revivir. Ríe de medio lado, asomando colmillo, con ojos que se le achinan al estilo Junqueras. Y es para estar contento incluso en su ser zorruno. Tiene mérito conseguir que los catalanes hablen catalán pero los españoles no puedan hablar español porque se irrita el nacionalismo cateto que nos ha tocado soportar. También es meritorio convertir a España en “el estado español” y haber pactado la travestida CDC (hoy DyL) con gente como ERC y la CUP a cambio de una desconexión que cada vez les pilla más lejos, y se harta ahora el tipejo de decir que lo de la política española ha sido un fracaso monumental. No ha sido tal, afortunadamente. El estúpido de Sánchez, que ahora se apea hasta de la indecencia de Rajoy, lo tenía a tiro: pudo pactar con Podemos, sus confluencias y los secesionistas, vendiendo España al peor postor. Un solo rasgo de sensatez tuvo y consistió en no hacerlo. Tendríamos, como tiene Cataluña, un gobierno apuntalado con desechos intelectuales tipo CUP, a quienes les parece bien, muy bien, que la gente se aparee en los andenes del metro so pretexto de que hemos tenido siglos de Iglesia católica. En la mente residual de gente como la Gabriel los asuntos de entrepierna son actos de afirmación anticatólica, una especie de cumplimiento programático al modo Anguita, y hay que promover los hechos carnales no sea que vuelvan los curas a gobernarnos la existencia. Sería un delirio inocuo si no fuera porque persiguen acabar para siempre con España y dejarla de regreso a las taifas, ahora del 3% como la que ellos están formando a partir del Fondo de Liquidez Autonómica, cuyos euros huelen a España, tanto que apenas soporta Junqueras el pestazo que flota en su consejería.
Lo de Otegui puede tener un lado bueno: en la medida en que su comparecencia a título de víctima en el Parlamento europeo ha estado propiciada por Podemos y Bildu más algunos amiguitos de la CUP, la ciudadanía española ha quedado enterada para siempre de al lado de quién se pone Iglesias: al lado de Maduro y de los ayatolás, es decir, de quien le arrima pasta suficiente como para aquietar sus pruritos ideológicos, y con todo aquel que dé a España por muerta. No es que tenga, como Marx, otros principios; es que sólo tiene uno, el dinero, como guía de actuación personal. Lo del poder es un pretexto para conseguir más pasta. Ha quedado claro. Y hay que votar. ¿Habremos aprendido algo?

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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