Un juez de instrucción, ante un problema contable complejo, le pidió a un imputado que le explicara el asunto “como si fuera tonto”. Quería el juez entenderlo pero a medida que el imputado se perdía en pueriles argumentos se vio el juez en la necesidad de aclarar el sentido de su mandato: “Le he dicho que me lo explique como si fuera tonto, pero no se crea que lo soy.” Pues algo así le pasa al heterogéneo bloque independentista catalán – que integra a los incendiarios de la CUP y a los consumados corruptos de la antigua Convergencia -, que a base de pensar que los españoles somos tontos se lo han terminado por creer. Y es urgente sacarlos del error.
Una ley de desconexión no deja de ser un manual de “cómo dar un golpe de Estado sin metralletas ni tricornios”, y ellos la están tramitando en secreto, al mejor estilo estalinista, con la finalidad de permitir su aprobación de tapadillo y sin tiempo para reaccionar. Y creen que esa picardía los va a librar de la suspensión decretada por el TC o, alternativamente, impuesta por la fuerza del Estado si fuere menester.
Desconectar de España supone asumir el control de fronteras, ejército, puertos y aeropuertos, recaudar el IRPF y las cuotas de la SS, destituir puestos judiciales y fiscales desafectos, dejar sin efecto inhabilitaciones y penas impuestas por la legitimidad constitucional española, etc., etc. Y ellos creen que eso se puede hacer en una mañana y que para cuando el TC reaccione ya será tarde porque la ley que regirá será otra aprobada en el parlamento de la recién nacida república catalana. Y ante tal hazaña nos pillarán “cautivos y desarmados”, como nos pilló Franco después de tres años de guerra, pero ellos lo quieren hacer sin pegar un solo tiro.
La Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía ¿se van a rendir sin más, abandonarán sus cuarteles y volverán a Madrid en espera de destino? La IVª Región Militar, con capitanía en Barcelona y tres divisiones bajo su mando, ¿se rendirá igualmente, entregará las armas o, peor aún, se unirá al golpe? La IIIª y Vª Región, que rodean por completo Cataluña, ¿se limitarán a estarse quietas y no acatarán las órdenes que se cursen para poner fin a la mascarada? Porque sólo las regiones citadas, IIIª, IVª y Vª, cuentan con los Regimientos de Infantería 11, 20, 60, 25 (Barcelona), 26 (Tarragona), 59 (Gerona), 12, 33 y 43, las Compañías de Operaciones Especiales 31, 32, 41, 42, 51 y 52, 3 Grupos Ligeros de caballería, 3 Regimientos de Artillería, números 18, 22 y 20, 3 Batallones Mixtos de ingenieros y 3 Agrupaciones Mixtas de Encuadramiento, sin contar la Armada y el Ejército del Aire, además del control de la red viaria y ferroviaria de todo el territorio implicado. ¿Se imaginan a los f-18 rompiendo la barrera del sonido sobre la Diagonal, en dirección a la Generalidad de Cataluña?
Ellos creen que España no se arriesgará a la mala imagen internacional convenientemente agitada por los seguidores del pequeño Pablicolás, habitantes de un mundo justo y benéfico donde los fusiles disparan claveles y la gente se deja embriagar por unos supuestos aires de libertad llamados a dejar a los catalanes en manos del 3% de Mas y de los delirios ácratas de la CUP. Creen también que ni Europa ni el resto del mundo van a reaccionar frente a un pronunciamiento a lo militar pero sin militares como el que piensan protagonizar, y que la fuerza de la sinrazón separatista calará de tal modo en los hombres de buena voluntad que hasta la OTAN vendrá a librarlos de los, más que tontos, malvados españoles.
Llevan años alentando el delirio. Hora es de que empiecen a bajarse.
O los bajamos.