Palpito Digital

José Muñoz Clares

Los negacionistas ¿qué niegan?

Porque los tierraplanistas sí sabemos que niegan que el planeta Tierra sea redondo. Sin más. Sostienen, por tanto, que vivimos sobre un plato enorme, que es la única forma de que los ríos fluyan y de que nosotros no nos caigamos hacia el cielo mientras  el planeta gira y gira a una velocidad endiablada. Igualmente sostienen que si nos vamos corriendo desde donde estemos hasta el confín nos caeremos por el borde a no sabemos dónde, más allá de donde, según los cartógrafos de la Edad Media, había dragones. Aunque hay otra versión: de una forma misteriosa que nadie sabe explicar, si corremos hacia el este al llegar al borde aparecemos justamente en el mismo sitio pero en el oeste. Son gente con muchos recursos estos negacionistas de la esfericidad. Uno de ellos se construyó un cohete para ser lanzado en él y ver con sus ojos la gran mentira que es eso de que el planeta es esférico. Desgraciadamente el bueno de Mike murió en el intento y no nos pudo confirmar la buena nueva, por fin demostrada, de la planitud de este y todos los planetas que vagan por el universo. Los negacionistas de los que les hablo se suelen identificar fácilmente porque al final siempre nos quieren vender un libro, como pasa con los fieles creyentes de algunas religiones novedosas. Con no comprar el libro se libra uno de ellos y quedan así inactivos y desarmados como quedó el ejército rojo en un país de cuyo nombre no puedo acordarme.

Los negacionistas del COVID no sabemos exactamente lo que niegan, aunque vagamente se intuye que discuten la partida de defunción de más de tres millones de personas de todas las partes del planeta, de todos los sexos y colores, viejos y niños, unidos por el hecho de haberse puesto malos en un determinado momento y haberse muerto al final, tontamente, de lo que el gran mentor Bolsonaro llama «gripesiña». El caso es que sólo discuten esas partidas de defunción, ellos sabrán por qué.  Lo mismo pensaba un tal Trump, que alentó a los suyos a que tomaran el Congreso USA vestidos de mamarrachos con cuernos de bisonte. Y aquí en España tenemos a un tipo que se parece a Igor -pronúnciese Aigor- del Jovencito Frankenstein -pronúnciese Fronkanstin-, que aseguró que ese tal COVID, si es que existía, aquí no llegaría. Luego dijo que sí, que llegaría pero que apenas serían dos o tres casos. Finalmente sugirió que nos encerraran en nuestras casas a aplaudir a las ocho de la tarde y a hacer más rico al de Amazon y más pobres a los de las tiendas y a los de los bares. Y no sólo sigue vivo sino que sigue saliendo en televisión a explicarnos cómo cursa lo inexplicable y lo imprevisible, que es lo que nos pasa y nos va a seguir pasando. Hay otro peor que nos animó a salir a disfrutar, a levantar la economía y a viajar. Al poco nos advirtió que si le hacíamos caso a su anterior yo soltaría de nuevo a Igor – ya saben, Aigor- y nos pondría a aplaudir a las 8 de la mañana, con la fresca. Por lo visto fuman ciertas hierbas juntos y hacen sesiones de tormenta de ideas. 

Miguel Bosé fue negacionista y dijo tonterías sin cuento hasta que él mismo cogió el COVID y, discúlpenme las señoras, empezó a pasarlas putas. Al final salió y dijo que sí, que «el bicho» existía, pero no nos dijo nada, él que lo había tratado de cerca, sobre cómo es, cómo se las gasta, etc. De nada nos sirvió que lo pasara. Más convincente, aunque esotérico, resultó ser un muchacho americano y negacionista pero sin cuernos de búfalo, que se fue a una fiesta COVID, cogió el COVID y se murió en la UCI de un hospital susurrando algo he debido hacer mal. Pero no aclaró, que es a lo que íbamos, qué e-x-a-c-t-a-m-e-n-t-e había hecho mal, para que no lo hagamos nosotros y no acabemos murmurando esoterismos en una UCI.

Bueno, pues al mando de todo esto siguen estando los amiguitos de las hierbas. Y, por lo visto, no se puede hacer nada salvo que los madrileños se lo tomen en serio y el próximo día 4 los manden a hacer puñetas. Pero seriamente. Que los dejen sin resuello. A la calle, a silbar a la vía. Que voten a la asociación de gaiteros, a los socios del Alcorcón, al chepao de la galera, a quien sea, pero que no veamos más por televisión a esta chusma, al menos hasta que sepamos qué es lo que niegan los negacionistas y podamos tomar partido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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