Palpito Digital

José Muñoz Clares

El cohete chino en un mundo según Tezanos

El mundo está preocupado, con muchísima razón, por saber dónde caerá el cohete chino que se nos aproxima inexorablemente a 28.000 km/h. Para tranquilizarnos dicen los científicos que «este tipo de cuerpos normalmente acaban en los océanos». Dado que los océanos ocupan el 71% de la superficie de la Tierra, esa previsión puedo suscribirla yo, es más, podría abanderarla, sin necesidad de tener, como no tiene Tezanos, estudios de astrofísica ni de cálculo de probabilidades: 71% es más que las dos terceras partes del mundo, luego lo normal es que el cohete elija caer en esas dos terceras partes de agua. Tan angélica esperanza, más propia de un cruce entre Zapatero y Tezanos, entra en conflicto con el principio de maldad intrínseca de la materia, ya saben, el que rige el lado por el que las tostadas caen, en atención al valor de la alfombra que las acoge. Y tenemos precedentes como para dejar saldada la cuestión en nuestra contra. Veamos.

El 25 de julio del año 2000 unos estudiantes polacos acababan de llegar a París en viaje de estudios. Estaban llamando a sus madres para decirles que habían llegado muy bien y que París era una ciudad preciosa según habían visto desde la autovía, cuando les cayó encima el vuelo 4590 de Air France, que había despegado del Aeropuerto Charles de Gaulle, próximo a París, y acabó estrellándose en Gonesse, población que está mucho más cerca del aeropuerto París-Le Bourget. Imaginemos la situación post mortem de aquellos muchachos. Imaginemos más: la situación ultraterrena de sus almas convocadas a juicio sumarísimo pero provisional hasta la llegada del Juicio Final. Mire usted, monsieur Saint Pierre -los católicos polacos saben decir San Pedro en todos los idiomas-, yo le estaba diciendo a mi madre que habíamos llegado bien y me mató un avión que no debió caer y, puesto a caer, no debió matarme a mí sino a algún vecino del aeropuerto Charles De Gaulle. Debe usted retornarme vivo a la tierra y elegir otro vecino que en la infinita sabiduría y bondad de Dios estuviera destinado a morir de esta sorpresiva y estadísticamente injusta manera. Y ahora imaginemos la mirada enternecida de San Pedro, su sonrisa levemente sarcástica…

Pues el cohete chino va a caer esta próxima madrugada sobre la tierra. Los datos a tener en cuenta son los siguientes: 23 toneladas metálicas en forma de edificio vertical de 10 pisos de altura; es el mayor cohete de los que utiliza China, y no es la primera vez que efectúa un “reingreso no controlado” en la atmósfera: los anteriores han sido un éxito porque no mataron a nadie, lo que reduce las probabilidades de que de nuevo salga todo «de dulce» según la acreditada teoría del cántaro y la fuente. Tampoco es previsible la hora, si bien será esta próxima madrugada y todo dependerá del número de trozos en que se descomponga el cohete, la deriva que tomen una vez vuelen libres cada uno de ellos, si chocan o no con satélites o aeronaves, etc, etc, etc. Es decir que, como siempre, lo más seguro es que ya veremos; o lo que es lo mismo, que será lo que Dios quiera. Todo calculado según lo haría Tezanos, cuya conclusión es clara: sobre Sánchez no va a caer. Y le preguntaría yo: ¿Y no es posible que caiga sobre el pleno del partido comunista chino reunido en asamblea?, a lo que me contestaría, con un juicio entre estadístico y justiciero, «eso es mucho más probable, mire usted».

He financiado una cena que incluye champagne, caviar con mantequilla normanda y blinis rusos, una dorada exquisita y postres a la altura. Se lo crean o no. Iba a ser una comida mañana pero, dadas las siniestras expectativas, tengo apalabrado con mi contraria que sea una cena, por si acaso nos toca morir entre aplastados e incinerados, que muramos hartos y, a ser posible, en pecado. Entiéndanme: no quiero conversaciones con San Pedro después de haberme llevado un disgusto como el que me pueden dar los putos comunistas chinos por andar jugando con edificios de diez pisos dando vueltas por esos cielos.

Si no volvemos a vernos, sepan que ha sido un placer.

 

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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