Ahorcado en España o acribillados a tiros en Venezuela: el destino de los testigos de la corrupción chavista en PDVSA

Leonardo Santilli, Juan Carlos Márquez y Oswaldo González Santos, tres directivos y señalados por la corrupción 'roja rojita' que terminaron muertos

Ahorcado en España o acribillados a tiros en Venezuela: el destino de los testigos de la corrupción chavista en PDVSA
PDVSA.

Una moto Kawasaki KLR-650 sorprendió al empresario Leonardo Santilli. Cuando salía de un comercio y se disponía abordar su lujoso todoterreno recibió varios disparos que acabaron con su vida en Lecherías, Venezuela.

Era un contratista de Petróleos de Venezuela (PDVSA), acusado por lavado de millones de dólares por el Gobierno de Estados Unidos. Las autoridades norteamericanas intervinieron hasta 17 cuentas bancarias que pertenecían al empresario y logró congelar al menos 44.7 millones de dólares, según informó la periodista Maibort Petit, quien señaló que el crimen se trata de un caso de sicariato.

Las empresas de Santilli recibieron entre 2014 y 2017 contratos por importe de 146 millones de dólares de distintas filiales de la petrolera estatal venezolana PDVSA (como PetroCedeño y PetroPiar). La misma petrolera que pagó varios millones de euros al hijo del exembajador de Zapatero en Venezuela, Raúl Morodo, por asesorías ficticias.

Oswaldo González Santos (45) trabajaba como jefe de seguridad de la petrolera, pero fue asesinado de marzo de 2015 por agentes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Maduro en una autopista de Caracas.

Recibió tres disparos, uno en el ojo derecho, otro en el pecho y el tercero en la nuca. El Gobierno de Maduro justificó los hechos asegurando que se produjo un tiroteo cuando la Guardia Boliviaria confundió a Oswaldo González con un secuestrador, pero lo cierto es que el alto cargo de PDVSA viajaba en su camioneta desarmado.

Según informa OkDiario, Oswaldo González fue encargado de investigar el amaño de contratos por importe de más de 760 millones de dólares, adjudicados por la central de compras de PDVSA, Bariven, para construir varias centrales eléctricas, ese sería su fin.

Pero las misteriosas muertes de exdirectivos de la petrolera venezolana no conocen fronteras. Juan Carlos Márquez, quien estaba ligado a Armando Giraud ex mano derecha de Rafael Ramírez, apareció ahorcado en una oficina que había alquilado en San Sebastián de los Reyes (Madrid), tan sólo tres días después de declarar ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, en la causa abierta sobre los pagos millonarios de la petrolera al ex embajador español Raúl Morodo y su hijo.

Como secretario general de PDVSA, Juan Carlos Márquez fue el encargado de firmar los contratos de «asesoría» por los que Alejo Morodo (hijo del ex embajador de Zapatero Raúl Morodo) cobró al menos 4,4 millones de euros de la petrolera estatal venezolana entre 2010 y 2013. La Fiscalía Anticorrupción sospecha que esos pagos eran en realidad comisiones ilegales de índole política, enmascaradas con asesorías ficticias.

La Policía Nacional ha investigado la muerte de Márquez pero, en principio, no ha hallado indicios de que se produjera con la intervención de terceros.

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