La censura musical reaviva el debate cultural en México

Por qué en México están prohibiendo los narcocorridos (y las claves que explican el arraigo del género)

El auge y la prohibición de los narcocorridos encienden polémicas mientras el género consolida su arraigo en la sociedad mexicana

Por qué en México están prohibiendo los narcocorridos (y las claves que explican el arraigo del género)

En pleno 2025, México vive una de las discusiones culturales más intensas de su historia reciente. La prohibición de los narcocorridos, esas canciones que narran las andanzas y lujos de figuras del narcotráfico, ha vuelto al primer plano tras una serie de incidentes en conciertos y debates políticos. El tema no es nuevo, pero la popularidad explosiva del género y su conexión con las realidades sociales del país lo han hecho casi imposible de ignorar.

El reciente caos durante un concierto de Luis R. Conríquez en la Feria del Caballo Texcoco, donde el público reaccionó con furia al saber que no se interpretarían narcocorridos por disposición estatal, es solo la punta del iceberg. En paralelo, otros eventos polémicos, como la proyección de imágenes que exaltaban a líderes criminales en Guadalajara, han llevado el debate a todos los rincones: desde las redes sociales hasta los despachos gubernamentales.

¿Por qué se prohíben los narcocorridos?

Las razones detrás de estas prohibiciones varían según el estado o municipio mexicano, pero todas giran en torno a preocupaciones por el impacto social y cultural del género:

  • Se les acusa de hacer apología del delito y glorificar la violencia.
  • Las autoridades temen que puedan incidir en la percepción de la juventud sobre el crimen organizado.
  • Hay inquietud sobre el uso de estos temas como propaganda o herramienta de legitimación para los cárteles.

No existe una directriz federal que censure los narcocorridos: son los gobiernos estatales o municipales quienes han implementado leyes y reglamentos para restringir su interpretación pública. Por ejemplo, en el Estado de México, tras los disturbios en Texcoco, se reforzaron estas medidas. Sin embargo, otros estados como Sinaloa —epicentro histórico del narcotráfico— mantienen un consumo constante y una producción prolífica del género.

El arraigo social: ¿Por qué gustan tanto?

A pesar (o quizá por) las restricciones, los narcocorridos gozan de enorme popularidad. Según datos recientes de Spotify, ocho de los diez artistas más escuchados en México interpretan corridos o variantes como los “tumbados”, muchos con letras explícitamente relacionadas con el narco. Entre ellos destacan nombres como Peso Pluma, Natanael Cano y Fuerza Regida, quienes han revolucionado la música regional mexicana mezclando sonidos urbanos y temáticas contemporáneas.

El fenómeno se explica por varias claves:

  • Reflejo social: Los narcocorridos capturan una realidad cotidiana para millones de mexicanos. Relatan historias reales sobre violencia, corrupción y supervivencia.
  • Identidad juvenil: Para muchos jóvenes, escuchar estos temas es una forma de afirmar su identidad y pertenencia a un entorno marcado por la inseguridad.
  • Tradición e innovación: Los corridos existían mucho antes del auge del narco; cantaban gestas revolucionarias o hazañas populares. El género ha evolucionado para adaptarse a nuevas realidades sociales.

La doctora América Becerra, experta en ciencias sociales, lo resume así: “Los narcocorridos tienen un arraigo muy fuerte en la población. Las letras van cambiando a la par que el narcotráfico, que cada vez se va volviendo más violento en México”.

Polémicas recientes y debates abiertos

La censura no ha logrado disminuir el consumo ni la producción de narcocorridos. De hecho, algunos especialistas sostienen que prohibirlos resulta contraproducente: si se impide su distribución oficial, proliferan copias piratas o versiones digitales imposibles de controlar. Esto plantea un dilema entre libertad de expresión y responsabilidad social.

Las polémicas más sonadas incluyen:

  • El debate sobre si estos temas son mera “crónica social” o si realmente incentivan conductas ilícitas.
  • Declaraciones públicas como las del vocalista Mario Quintero (Los Tucanes de Tijuana), quien defendió el género argumentando: “Los corridos son consecuencia del narcotráfico, no la causa”. Esta frase fue rescatada por Los Alegres del Barranco recientemente y desató una ola de opiniones divididas entre quienes defienden el arte como reflejo social y quienes ven en él una apología peligrosa.
  • La respuesta oficial: aunque la presidenta Claudia Sheinbaum ha afirmado que no existe censura federal contra ningún género musical, sí reconoce que hay preocupación por los contenidos que consumen las nuevas generaciones.

Lista: Estados donde están prohibidos los narcocorridos

Hasta abril de 2025, estos son algunos estados mexicanos donde existen leyes o reglamentos para prohibir o sancionar presentaciones públicas con narcocorridos:

  • Estado de México
  • Chihuahua
  • Sinaloa (con restricciones parciales)
  • Baja California
  • Tamaulipas
  • Zacatecas

En muchos casos se aplican multas económicas o se cancelan conciertos si se detecta la interpretación pública de estos temas.

Ranking: Artistas más escuchados vinculados a corridos/narcocorridos (abril 2025)

PuestoArtistaGénero predominante
1Peso PlumaCorrido tumbado/narcocorrido
2Junior HCorrido tumbado
3Natanael CanoCorrido tumbado/narcocorrido
4Bad BunnyReguetón/urbano
5Fuerza RegidaCorrido tumbado/narcocorrido
6Oscar MaydonCorrido/narcocorrido
7Carin LeónBalada/corrido ocasional
8Gabito BallesterosCorrido tumbado
9Luis R. ConriquezCorrido/narcocorrido
10Tito Doble PCorrido/narcocorrido

Solo Bad Bunny y parcialmente Carin León escapan al universo del corrido dentro del top nacional.

Más allá del veto: ¿hacia dónde va el debate?

El futuro inmediato parece marcado por la tensión entre censura e innovación musical. Mientras las plataformas digitales permiten burlar cualquier frontera legal, el arraigo cultural del género desafía a quienes buscan erradicarlo desde arriba. Para muchos jóvenes mexicanos, los narcocorridos son más que música; son crónica viva.

La pregunta sigue abierta: ¿es posible regular un fenómeno tan profundamente enraizado sin atentar contra expresiones culturales legítimas? Por ahora, lo único seguro es que los corridos seguirán sonando, con o sin permiso oficial.

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