EL PAPA SE EQUIVOCÓ

Permítanme ponerme las vendas anticipadamente, que ya me temo lo que me va a venir a los próximos días: Servidor piensa que el Papa es infalible sólo cuando habla ex cathedra de dogmas de Fe y Credo. Y que cuando habla de fútbol, Historia o moda puede equivocarse casi tanto como yo, si no fuera porque indudablemente tiene una formación que yo no tengo.
Y el otro día en su famoso discurso de Ratisbona se equivocó al efectuar la cita que realizó de Manuel II Paleólogo, emperador bizantino del siglo XV al que los turcos hicieron la vida imposible. Estoy seguro de que el Papa no escribió ese discurso; a él, como a la mayoría de los líderes universales se los escriben los “negros” que viven de y para eso, entre otras labores profesionales. Quien se lo escribiera le hizo un favor tan enorme como aquel otro que le hizo decir al Rey de España que el catalán nuca había sido perseguido. Con amigos así para qué queremos extremistas islámicos. Ni el Papa ni el Rey, son sólo dos ejemplos, tienen intacta la libertad de expresión, deben estar limitados por la cautela y el sentido común.
Su Santidad no necesitaba utilizar esa cita tan peligrosa, ni siquiera estaba hablando estrictamente de violencia. Estando el mundo musulmán como está podía haberse ahorrado la cita, haberla realizado aclarando (como ha hecho tardíamente) que no coincidía con su pensamiento o haber citado a cualquier gran líder religioso budista o confucionista.
Y creo que Benedicto XVI se equivocó porque cuando uno tiene por vecinos a gente armada tan peligrosa, tan fanática o tan disparatada como algunos (e insisto en el indefinido) de los líderes del mundo islámico debe tener pies de plomo. Yo procuro no pasarme un pelo de la plaza de mi aparcamiento porque sé que el tarao de mi vecino de arriba está deseando pillarme en falta y ni por lo más remoto pienso darle motivos. El Papa ha cometido el error que los nuevos locos nazis estaban deseando con todo detenimiento, les ha proporcionado la carnaza que llevaban años esperando, les ha entregado en bandeja la excusa que los más locos de ese mundo celebrarán con cohetes. Si ello no es contrario a la ley islámica según su peculiar interpretación. E insisto que sigo hablando sólo de los más extremistas. Cuando se ocupa un lugar tan destacado hay que tener el máximo cuidado para no cometer errores que el enemigo, sí, el enemigo, pueda aprovechar.
Yo en mi vida privada puedo decir cuanto me venga a la cabeza, si estuviera en la barra de un bar o en la verbena de mi pueblo mi libertad de expresión sería mucho mayor que si estuviera al frente de un aula o si fuera un sacerdote pronunciando una homilía. No sé cuánta libertad de opinión permitirían las leyes en estos casos, pero sí sé la que me permitiría el sentido común.
Es difícil pensar cómo se le ocurrió al Papa recurrir a una cita tan peligrosa y que además, como luego explicó, no representa su forma de pensar. Al realizar una cita y no rechazarla expresamente puede producir la impresión de que la hiciera suya, de que la asumiera. En su lugar podía haber ofrecido muchos ejemplos absolutamente intrascendentes, livianos y planos. El papa se equivocó y me resulta casi increíble pensar que a nadie de su alrededor se le ocurriera avisarle de lo que podía pasar estando el mundo musulmán tan extraordinariamente sensibilizado después de guerras ilegales e injustas, después de tantas bombas y masacres, y después de aquella polémica, tan gratuita e inútil, de las viñetas dibujadas por aquel dibujante holandés.
Sí, algunos grandes líderes de masas del mundo musulmán se la cogen con papel de fumar, ustedes perdonen, pero para qué darles argumentos vanos a los que están deseando que el Apocalipsis final nos desborde a los “infieles”. Con lo fino que ha hilado siempre la diplomacia vaticana ¿para qué echar más innecesaria leña al fuego de la política internacional?
Permítanme terminar con una pregunta: ¿Hubiera sido posible una situación semejante con Juan Pablo II?http://pedrodehoyos.blogspot.com

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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