El Papa, La Iglesia y gobiernos sudamericanos.

Se han cabreado Hugo Chávez, ese gorilón que dirige Venezuela pistola al cinto y con admiración a Castro, otro gorilón, otro pistolón, y Evo Morales, su alter ego e imitador tardío, porque el Papa les ha llamado la atención. El primero dice que el Papa debe pedir perdón y el otro que se meta en sus asuntos. Visto, a los dictadores la Iglesia les afecta: No quieren estorbos para dirigir a la masa.

Chávez, empeñado en sacar a su país de la ruina económica y llevarlo hacia el socialismo, como si lo segundo fuese la antítesis de lo primero, se cabrea porque dice que el papa niega la masacre que los españoles llevaron a cabo con los indios. Mire, si el Papa la niega yo se lo confirmo, no, no soy el Papa, mis palabras no tienen ninguna importancia, pero mis antepasados españoles se cepillaron a millones de indios, a millones. Ocurre que aquellos españoles eran tan antepasados míos como muy probablemente de Chávez y de millones de venezolanos. ¿Debemos ponernos todos de rodillas, autoflagelarnos y pedir perdón?

Aquellos españoles, los que llevaron a cabo tales barrabasadas, las mismas por cierto que todos los conquistadores del mundo en cualquier época, tenían los criterios éticos propios de aquel momento, criterios lógicos entonces pero que ahora serían absolutamente absurdos, ridículos y completamente fuera de lugar. De tiempo, claro. ¿Tiene el dictador sudamericano, el que quiere cerrar las teles que le critican, el valor de juzgar hechos de hace cuatrocientos años con los criterios morales del siglo XXI? ¿Eso lo piensa siempre, aunque esté sereno? Me permito suponer que de haber estado allí el gran dictador que persigue a la oposición habría hablado a los indios de los Derechos Humanos. En el siglo XVI, pongamos. O XVII.

¿No será que en realidad a Chávez lo que no le gusta es que el Papa califique como califica a su gobierno y al de su amigo Morales? Porque el tal Morales, que desmoraliza a su gran país, cuyos graves problemas está acrecentando añadiendo el problema de los regionalismos, también pretende que el Papa hable sólo para rezar, callando en un montón de cuestiones sociales de las que la Iglesia debe llevar siempre la voz cantante, criticando la labor destructiva de los gobiernos, de todos los gobiernos.

Si lo que estos tiranozuelos pretenden es criticar a la Iglesia lo tienen bastante fácil, la Iglesia está formada por hombres y mujeres de barro, que por lo tanto se equivocan cada día varios millones de veces, ofreciendo millones de asperezas que criticar, a veces incluso con sincera dureza. Porque la Iglesia debe entrar en cuestiones terrenales. En las que a veces no entró como debería haber hecho. Argentina, Chile, España.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

Lo más leído