¿Va Ronaldinho para Maradona?

Lo del éxito fulgurante, temprano y extraordinario debe marcar a una persona. A Dios gracias yo no lo he tenido y me puedo defender como ser normal en un mundo normal. Ser un astro idolatrado en las cuatro esquinas del mundo debe de ser una limitación desastrosa, incapacitante para la felicidad e inhabilitante de una vida próspera y útil a la sociedad.

No sé si Ronaldinho acabará gordo cebón y enmierdado en la droga como Maradona, pero de momento apunta las maneras adecuadas, camina en la dirección correcta con las manos en las caderas, la cabeza hundida y la boca bien abierta buscando aire suficiente que respirar. Maradona fue un astro futbolístico tan grande que la prensa internacional y no digamos la de su país le reía la gracia de marcar goles con la mano mientras que a los demás el árbitro les pitaba falta y hasta tenía la osadía de echarles del campo. Su calidad futbolística fue reconocida en todo el planeta y su imagen fue idolatrada por jóvenes y mayores, amantes o no del fútbol. ¿Dónde leí yo eso de que el fútbol es una religión y Maradona su profeta? El éxito le llegó demasiado pronto, le duró demasiado tiempo y le subió demasiado alto. Al final más dura fue la caída, claro, que es lo que suele pasar a quienes carecen de la personalidad suficiente para asumir la inconsistencia de la fama, la fugacidad del dinero y la volatilidad de los triunfos. Hembras fáciles de tumbar y droga fácil de comprar le fueron cavando la fosa.

No sé si Ronaldinho sigue el mismo camino pero empieza a enfilar la misma puerta de salida del mismo club, que la edad no perdona y algunos son viejos a los 28 porque ya han vivido todo lo que tenían que vivir y para qué vivir más. Qué más queda por vivir cuando ya lo has vivido todo en sólo unos años, cuando millones de gargantas han coreado tu nombre, cuando millones de ojos te admiran, cuando millones de mujeres han pasado por tu cama y millones de litros de alcohol por tu garganta.

No se debería ser rico ni famoso ni envidiado hasta ser mayor y no se debería ser mayor hasta ser maduro para ser rico, famoso y envidiado. Lo de ser mayor no es una cuestión de edad sino de adultez, y la adultez no la dan los años ni el carné de identidad, sino la inteligencia, el aprovechamiento de la experiencia y la serenidad para analizar tu pasado y planificar tu futuro.

No sé si Ronaldinho va a seguir el mismo camino hacia el Gólgota de la imbecilidad suprema que Maradona recorrió años antes, mi desconocimiento del fútbol no me permite estar seguro de que no haya marcado goles con la mano y la prensa brasileña le haya reído bobaliconamente la gracia, pero se le está poniendo cara de perro de presa que persigue esnifando con su sensible nariz el rastro que previamente marcó el genial deportista argentino.

Una adolescente que quiero mucho va a tener una vida difícil y dura en tiempos en que España está representada por Chikilicuatre, las masas adoran “Sin tetas no hay paraíso” y Zapatero es un indigente emocional que no se sabe relacionar con sus amiguitos de clase. Pero a Dios gracias no va a tener ningún éxito fulgurante, temprano y extraordinario. Lo alcanzará si tiene suerte, si trabaja y si está suficientemente madura.

Y si no lo alcanza, que será lo más probable, no pasa nada: mírenme a mí.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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