Qué quieren ustedes que les diga yo, este hombre maquillado de harina o de polvo de arroz me importa bastante menos que el otro al que le dedico el post anterior, justo debajo de éste. Personaje por personaje uno se ha dedicado a los pobres más pobres y el otro se ha dedicado a… los niños. Mientras uno salía hablando en las televisiones para recaudar dinero para los más pobres el otro salía bailando para recaudar dinero para sus perversiones. Uno ha luchado por la Humanidad, otro se ha cepillado a parte de la humanidad. Uno se dedicó a las castas más bajas de la India. El otro siempre quiso pertenecer a la casta blanca y no paró hasta conseguirlo.
¡Y sin embargo qué diferencia de comportamiento de la humanidad! Se han vuelto locos estos romanos. El mundo llora y colapsa avenidas y plazas con colas, amontonamientos, histerias, llantos y empujones por un cantante; las televisiones abren sus telediarios; los periódicos, sus portadas; las radios, sus entradillas; blogueros de medio mundo estarán a estas horas ensalzando la vida de alguien que simplemente cantaba bien. Quizá muy bien, pero nada más.
Qué espectáculo más atroz estamos dando, atroz de insolidaridad, atroz de insensibilidad y atroz de desvergüenza, que muestra el pozo profundo de desfachatez e indiferencia en la que nos estamos deslizando. Allá donde nos estén observando sólo pueden pensar en la inmundicia del egoísmo del millonario contra los muertos de hambre.