Sociedad enferma

Si fuéramos una sociedad medianamente consciente nos preocuparíamos; si no sólo nos interesase la crisis económica, si nos preocupase la crisis social en que estamos hallaríamos soluciones con cierta urgencia.

Hablo de las agresiones de hijos a padres, síntoma de que algo anda mal en las tripas de nuestra sociedad, pero hablo también de la violencia previa a esas agresiones. Cuando un hijo tiraniza a sus padres durante años, cuando éstos no se atreven a denunciar y prefieren seguir viviendo en el infierno que una noche de amor concibieron es que estamos enfermos.

No se habla de estas cosas en la sociedad actual, hubo un tiempo en que estaba mal visto hablar de eso que estúpidamente llamamos «violencia de género» (Las personas no tienen género como las palabras, tienen sexo) aunque todos sabíamos que existía, tal vez en la puerta de al lado. Hoy el tema tabú es la violencia de hijos a padres.

No se trata ya de casos extremos, que acaban en agresiones físicas, puede que incluso en parricidios, y que tarde o temprano aparecen en las portadas de periódicos o alimentando la carroña social en que se han convertido algunos programas de televisión.
Aunque quizá no podamos llamarlo violencia hay una tiranía con frecuencia consentida por los padres que se someten casi voluntariamente a los caprichos de los hijos con la excusa de que «es que como son tan jóvenes…» Y esos adolescentes tiranos con sus propios progenitores los estamos fabricando en una sociedad cobarde y apocada que con frecuencia olvida que la mejor educación es la que da el propio esfuerzo y que la mejor escuela es el trabajo y el sacrificio.

Hemos edificado una sociedad consentidora y encubridora, que mima torpemente a algunos jóvenes, privándolos celosamente de la formación que da el sacrificio y la generosidad, mostrándoles solamente la parte más hedonista de la vida, lo que conlleva la reacción necesariamente rebelde del adolescente que por primera vez se encuentra un «no» en su vida al salir del abrazo protector de la familia. Uno se encuentra en demasiadas ocasiones con padres que sin salir del asombro ante la fechoría de su hijo elaboran peregrinas razones para descargarle de la responsabilidad que le compete.

Siempre ha existido violencia de todo tipo, no es un descubrimiento nuevo, pero este año se ha duplicado el número de denuncias de padres agredidos por sus hijos. Si fuéramos una sociedad consciente nos preocuparíamos.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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