La muerte de Víctor Jara en Cuba

En una dictadura acaba de morir otro hombre. En una dictadura acaba de morir otro preso político. En una dictadura acaba de morir otro señor por tener la estúpida idea de pensar con libertad. Y acaba de morir de hambre. Amargo día para la democracia. Para la Democracia, quiero decir.

Me imagino a todos los demócratas del mundo enfadados. Llorando. Me los imagino remangados, embadurnados hasta los codos de pintura, preparando las pancartas para la manifestación, ensayando a coro los eslóganes. Grandes marchas de protesta encabezadas por los cineastas más notorios, grandes entrevistas en las televisiones a los actores más conocidos, grandes conciertos multitudinarios encabezados por los cantantes más famosos. Las calles hierven, las gentes rabian, los artistas aprietan con furia sus mandíbulas.

Me imagino a todos los demócratas condenando la muerte inútil, condenando a los que cercenan la vida de un ser humano porque pensaba. Por cuenta propia, porque pensaba por cuenta propia sin creer en la propaganda de su partido único, sin creer que su líder, su líder único, es Dios. O que sólo es responsable ante Dios, tanto da. Es lo que tienen las dictaduras, que se apoyan en un partido único, se llame Partido Comunista o Movimiento Nacional; es lo que rechazan los demócratas con virulencia. Los demócratas defienden con uñas y dientes la posibilidad de alternativa política, los demócratas dan su vida para que otros puedan defender sus ideas con libertad.

Y sin embargo no veo en la calle a los actores españoles, no veo con los codos embadurnados de pintura a los cantantes, no encuentro entrevistas a directores de cine ofendidos por lo que acaba de pasar, no leo críticas a la tortura, nadie me dice a qué hora es la mani ni en qué famosa y céntrica calle es. Nadie compone un emocionante himno en honor del muerto, nadie lo entona, nadie lo hace famoso, nadie lo engrandece.

Quizá sea que hay muertos de primera y de segunda, quizá sea que hay dictaduras de primera y de segunda. Quizá sea que matar en nombre de la Patria es un crimen contra la Libertad pero matar en nombre del proletariado tiene disculpa. Quizá sea que la dictadura del proletariado tiene más lógica que la dictadura del ejército. Quizá sea que el muerto no se llamaba Víctor Jara, quizá sea que el asesino no era Pinochet, quizá sea que no estamos hablando de Chile, quizá sea que estamos hablando de Cuba.

Quizá sea que hay artistas de primera y artistas de la zeja

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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