Reconozcamos que Larissa Riquelme está buena

Reconozcamos que Larissa Riquelme está buena. Ése es todo su mérito. ¿O es de sus padres? Pongamos que lo que ellos iniciaron ella supo cuidarlo y mantenerlo con largas sesiones de gimnasio y duraderas y sufridas dietas. De su capacidad intelectual, de su generosidad u otras virtudes nada se sabe, pero buena está. Buenorra, quiero decir, porque ordinaria también parece un poco. Bastante.

Al principio alguno pudo lamentar la victoria de España porque la chavala nos iba a dejar con los ojos huérfanos de sus redondeces. La verdad es que después, una vez que la pobre se quedó sin excusa para enseñarnos las tetorras (sigo con este tipo de expresión porque al paso de los renglones la encuentro más vulgar a la pobre Larissa), dejó de importarle a nadie; todos los salidos del mundo pajillero tienen mil y una tías buenas sobre las que depositar su mirada. Además, la chavala tiene un par de pectorales sobresalientes y nada más, su cara es de una vulgaridad que echa p’atrás y de la simplonería de su risa puede uno fácilmente suponer que la única neurona que le queda no anda muy fina.

O sea, que lo único interesante que porta la afamada paraguaya son sus dos glándulas mamarias, pero ni siquiera tiene mayor importancia porque ya las ha exhibido aunque cautelosa e intencionadamente encorsetadas en la camiseta de su selección.

La respuesta al dilema (¿las enseñará, no las enseñará?) la ha dado ella solita. Nos dice la buena de Larissa que ahora que ya no puede enseñarlas para celebrar la victoria de Paraguay, las va a enseñar… para animar al combinado nacional. El caso es enseñarlas por la razón que sea, el caso es “pillar” unas cuantas fotos y publicidad suficiente con la excusa que sea, a ver si hay suerte y le cae encima alguna película o algún contrato con Playboy para no tener que levantarse a trabajar nunca más. By the way, iba a poner “coger fotos”, pero por aquellas tierras es una palabra muy mal vista, aunque encajaría con el tema de la exhibición tetuda. Pues que las enseñe, que las enseñe. Y que nosotros las veamos. Antes de irnos de vacaciones si es posible.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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