Viva el Che Guevara

Queremos dejar atrás los tiempos de los políticos atildados y repeinados como Bárcenas y para ello entramos en la época de los políticos que se enorgullecen de mear en la vía pública y de jurar la constitución con las manos en las caderas. Son cosas de la España pendular, que nunca encuentra solución en un punto medio y que siempre prefiere los extremos, el radicalismo y la marginalidad.
Igualmente que pasamos del centralismo de Franco al separatismo o del autoritarismo al «todo vale» hemos pasado de los políticos de corbata de seda con cuenta en Suiza a estos ordinarios mequetrefes de tres al cuarto que se creen más monos y más de la calle y más demócratas que todos porque amenazan con tirar una bomba en las plazas de toros o disparar al enemigo que discrepa.

Somos un país desamparado, que necesita ser protegido de sí mismo, que considera que ha explorado todas las vías de progreso y que la única salida es avanzar hacia el abismo. Burlados por los partidos tradicionales nos entregamos amorosamente en los brazos de desconocidos que no sabemos bien lo que representan. Entre susto o muerte elegimos muerte. Con una sonrisa en la boca, caramba.

Estos políticos macarras, que hacen gala de su mala educación o de su desprecio hacia las instituciones piensan que ser progre es ser ordinario y vulgar, confunden ser del pueblo con ser piojosos, creen que orinar en la calle les acerca a la gente cuando en realidad les convierte en populacho, creen que ir al Senado con vaqueros les convierte en princesas del pueblo cuando en realidad les convierte en Belén Esteban.

Puede ser loable huir de los estereotipos socialpopulistas, esa gente repeinada que bajo la chaqueta americana escondía una trampa en un ERE o un contrato con la empresa de un amigo, pero para ello no hace falta caer en el sanchopancismo ni en la mala educación. Quieren representar una España diferente, la de los pobres, la de la gente de la calle o la España de los que sufren la crisis, pero solo representan a la España que sufre la falta de educación, la España hosca que pasa la vida buscándose las cosquillas para reventarse a garrotazos sobre el fango. Quieren ser el futuro pero solo son una pintura negra de Goya. Del Goya más tétrico y tenebrista, más decimonónico.

Sus carencias y limitaciones éticas, morales y educativas, las vamos a sufrir a partir de las próximas elecciones. El PP y el PSOE nos han conducido a la desesperación del barranco y vamos a dar un paso al frente con esta caterva de vengativos guerracivilistas que confunden orinar en la vía pública con hacer la revolución. Antes los revolucionarios tenían un halo misterioso y romántico y sus guerrilleras no necesitaban mostrar sus tetas en público para hacerse valer.

Puestas así las cosas me dan ganas de gritar vivas al Che Guevara.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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