Puntualidad española de Pedro Sánchez

Puntualidad española de Pedro Sánchez
El Rey recibe al presidente del gobierno en funciones

Yo siempre he pensado que parte de la culpa de nuestros males la tiene estar aislados en un extremo de Europa. Y que si Pepe Botella se hubiera salido con la suya nos habría ido mejor en muchos terrenos.

 No, no se equivoque, me siento orgulloso de ser español, pero me repatean algunos de nuestros males que no hemos corregido en siglos. Siendo exacto me produce mucho más orgullo ser el primer país del mundo en la generosidad de los trasplantes de órganos que la vergüenza que me producen nuestros presidentes de gobierno.

Hay algo que nunca he entendido, esa persistente manía española de llegar tarde. Porque sí. Sistemáticamente. Seguramente desde que Roma cayó en manos bárbaras. O tal vez antes. Llegar tarde es ley en España, de modo y manera que lo que está considerado de mala educación es llegar a la hora. Que las personas con las que hayas quedado estén perdiendo el tiempo mientras te esperan no parece tener importancia, “na, si ya me conocen, si ya saben que llego tarde”.

Somos maleducados por convicción. Nos importa un bledo la respetabilidad, la propia y la de los demás. Nos hemos especializado en llegar tarde, hemos hecho de ello una subcultura adorada por las gentes. Llevamos la mala educación en los genes… en los genes de nuestra cultura. Viva Francia, viva Alemania y viva Gran Bretaña. Bueno, tengan en cuenta que solo me refiero a lo del reloj, claro…

Hasta que llegó Pedro Sánchez la mala educación no había llegado a las instituciones más altas. Se respetaba al otro, se tenía en cuenta el valor de su tiempo, su propio valor como persona, había una barrera que separaba los comportamientos del populacho, todos nosotros, atrasados como nuestro relojes, y los de las élites, más educadas, más responsables, más conscientes de las buenas formas y de la educación.

Con Pedro Sánchez nos hundimos en el fango. Por enésima vez hace esperar al rey, no sé si sin segundas intenciones, porque tenía que echar una parrafada con unos colectivos sociales progres, de esos que espera que presionen a Podemos para que le extiendan una alfombra hasta el poder. Hasta el Poder. Su mala educación lo retrata y nos retrata, es un perfecto ejemplo de una sociedad enferma de egoísmo y de indiferencia hacia las normas de convivencia. Que se jodan los demás. Pero si eso fuera poco es, bien lamentablemente, un ejemplo que refuerza la ya pésima relación entre los ciudadanos y la buena educación, las normas de convivencia y el respeto a los otros. Un pésimo ejemplo del que inconscientemente han tomado nota los españoles. Los peor educados.

Viva Napoleón, viva Pepe Botella.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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