Sarkozy propone una revolución televisiva

Sarkozy propone una revolución televisiva


(PD).- La presencia de 600 periodistas, ayer, en el Elíseo estimuló el discurso corporativo de Nicolas Sarkozy. No sólo para animarnos en el camino de la rectitud y de la independencia.

También para confiarnos el secreto de la revolución que se avecina en la televisión pública francesa. Revolución porque el jefe del Estado se ha propuesto garantizar la calidad, elevar las exigencias éticas y despojarla de la sumisión publicitaria. Es decir, que las grandes cadenas públicas –France 2, France 3, France 4 y France 5- emitirán sin anuncios ni otras adulteraciones comerciales.

El proyecto se encuentra en una fase preliminar y especulativa, aunque el enfoque de Nicolas Sarkozy implica que la red televisiva del Estado tendrá que financiarse en un plano complementario. Por un lado, el aumento presupuestario del erario público. Por otro, una compensación de los beneficios publicitarios que obtengan las cadenas privadas.

Llama la atención que un presidente de corte liberal ejerza semejantes poderes paternalistas y coercitivos sobre la industria privada, aunque Sarko los justifica porque se trata de reafirmar «la vocación del servicio público» y porque considera esencial preservar la moralidad de la televisión. El emporio francés de las televisiones públicas tendrá en 2008 un presupuesto 1.940 millones de euros, mientras que la recaudación publicitaria obtenida en el ejercicio de 2007 redondea los 800 millones.

Se trata de un esquema con fecha de caducidad, puesto que Nicolas Sarkozy considera prioritario que la televisión del Estado se rija por criterios ajenos a los mercantiles. O sea, que las cadenas públicas vivirán en parte gracias a la publicidad de las privadas –no se han estipulado aún los porcentajes ni las cuotas– y podrán financiarse con otros recursos procedentes de internet, telefonía móvil y nuevas tecnologías.

Los inversores han interpretado con euforia las declaraciones de Sarkozy. Ayer subieron poderosamente las acciones de las grandes cadenas privadas. Sin duda porque la contrapartida publicitaria que exige el presidente es poco gravosa respecto a certeza de haberse deshecho de un enemigo. Quiere decirse que las cadenas públicas serán menos competitivas por definición en términos de audiencia, aunque el proyecto audiovisual del Estado coloca en primer lugar la calidad educativa de la programación.

No es la única sorpresa que ayer desveló Sarkozy delante de la prensa nacional e internacional. El jefe del Estado aprovechó la comparecencia para anunciar el lanzamiento de una supercadena internacional en francés. A imagen y semejanza de la CNN, de la BBC y de Al Jazira.

Ya existe una de escasa pujanza (TV5) y otra de reciente creación semiprivada (France24), pero Sarkozy apuesta por un proyecto de reunificación audiovisual. Incluida la adhesión de Radio France International (RFI), buque insignia del imperio mediático nacional.

La iniciativa tiene que perfilarse en los próximos meses, aunque el líder galo ya ha declarado públicamente que la cadena resultante únicamente emitirá sus programas en lengua francesa. Un guiño patriótico y paternal que pone en cuestión el hecho de que France 24 compagine actualmente sus emisiones en lengua francesa, árabe e inglesa.

«Está claro que una cadena pública, llamémosla France Monde, tiene que velar por las cuestiones de identidad y de cultura nacionales. Sólo tiene sentido, por tanto, que los programas se hagan en francés. Sin por ello descartar otras fórmulas de subtitulado por áreas y regiones», explicaba Nicolas Sarkozy con los ademanes de un maestro de escuela.

La cuestión no es tan sencilla como la pretende el jefe del Estado. Primero porque el 50% de France 24 pertenece al emporio privado de TF1. Y, en segundo término, porque TV5 mantiene un vínculo logístico y financiero con la televisión pública canadiense.

De hecho, la ministra de cultura norteamericana ya se ha opuesto a la iniciativa sarkozyana porque considera peligrosa la identificación de la lengua francesa y Francia. «La francofonía no es una cuestión territorial que concierne a París», explicaba Chsristine St-Pierre a propósito del proyecto audiovisual que impulsa el Elíseo.

Su titular, Nicolas Sarkozy, también aprovechó el encuentro multitudinario con la prensa para reflexionar sobre la crisis de la prensa escrita. Y considera que el verdadero mal del papel radica en el problema de la distribución: «Ya no hay quioscos ni es fácil encontrar los diarios. Ahora tienes que coger el coche o el metro para comprarlo».

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