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El Quilombo: La apisonadora de Iván Redondo para aplastar a las víctimas de la ETA

Cuando leía la noticia ayer del encuentro de Dolores Delgado con dos periodistas de OKdiario al parecer en el picadorero de un juez condenado por prevacación pareja de la Fiscal General del Estado, tuve que frotarme los ojos para constatar que aquello era la realidad del Poder Judicial en España y no una escena de Breaking Bad. Porque no se puede ser tan hortera de dar una entrevista en el nidito de amor de ‘Balta’ y que encima te pille un papparazi podemita.

Yo he hecho entrevistas en los sitios más inverosímiles y si a mi me dicen en tal sitio a tal hora yo estoy ahi como un clavo. También sabemos que Delgado cerró la cita hace semanas, cuando ni por asomo se sabía que Villarejo iba a salir de prisión. Pero lo interesante es la guerra política que hay detrás. Una fiscal del Estado del PSOE en el punto de mira de Podemos. Que Delgado sea la pareja de un prevaricador que:

Mantiene una relación personal y no tanto con Villarejo sino con el comisario Enrique García Castaño (exjefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO)) y que este sea su cliente junto a un exaltocargo de la Comisaría General de Extranjería Carlos Salamanca; y también del exmando de ambos, el exDirector Adjunto Operativo (DAO) Eugenio Pino eso es digerible para Podemos, ahora que le dé una entrevista al que ellos tildan de «brazo mediático de Villarejo» es demasiado. Que Garzón haya sido protegido de Cebrián, uno que iba en el Tramabus de Podemos, o que el dueño de su hoja parroquial, Jaume Roures, admita que su empresa pagó mordidas a la FIFA no merece ningún reproche; como tampoco dijeron nada cuando supimos que Garzón había cobrado 1,85 millones por asesorar a un general chavista o que Álex Saab, testaferro de Maduro, había contratado sus servicios.

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