Lo del comunista Alberto Garzón, al que Pedro Sánchez montó un ministerio llamado ‘Consumo’ y a quien pagamos los contribuyentes la friolera de 75.000 euros al año -más todas las prebendas oficiales que lleva aparejadas el cargo- ni como chiste hubiera quedado mejor, pero a los ganaderos españoles no le ha hecho ni pizca de gracia.
No se la puede hacer, porque el mensaje que el inepto Garzón ha lanzado el Reino Unido, desde las grises páginas de ‘The Guardian’, es que la carne de España es una mierda.
Con o sin macrogranjas.
Al descubierto, otra vez, las costuras de un Gobierno de inútiles, advenedizos y sectarios, que nunca han dado palo al agua.
Un Gabinete cogido con pinzas que vuelve a desangrarse por el mismo lado: el de la estupidez.
Anda la sufrida gente del campo español, en vísperas de ruina, acogotada por la crisis de los portes, la subida de precios de piensos, la factura de la luz, el gasoil y todo lo demas.
Se calcula que les han aumentado los costes hasta el 47%, pero todo el problema del campo, de la gente de lo rural, de los ganaderos y agricultores, es -para el Gobierno PSOE-Podemos que exportan carne de baja calidad por maltrato animal.
Significativo, haciendo ya referencia a los detalles de la entrevista en el diario inglés, es que Garzón, prohibicionista de todo lo que que no sea una memez progre, habla de las bondades de la ganadería “en extensivo”.
Es evidente que el ministro de Consumo de Sánchez, como todo el resto de la banda, no ha pisado el campo en su vida.
Resulta que este antitaurino feroz alaba las bondades “sostenibles” de las fincas ganaderas en extensivo, sin darse cuenta que el modelo por antonomasia de este tipo de explotaciones, es la dehesa de toros bravos.
La que el y sus fanáticos colegas quieren erradicar de la faz de la Tierra.
