Gómez reprochó que se aprobara una reforma laboral diferente

El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, lamentó que el Gobierno diera un giro a su política laboral y aprobara una reforma laboral en la que defiende contenidos diferentes a los que puso sobre la mesa del diálogo social antes de su ruptura.

Así lo pone de manifiesto en el último número de la revista ‘Temas para el debate’, en un artículo, escrito antes de su nombramiento como ministro y que firma aún como economista del Instituto Universitario Ortega y Gasset bajo el título ‘La huelga general de septiembre de 2010. Tareas pendientes’.

Gómez defendía que en su artículo que el Gobierno «no debe tener una política para el diálogo social sustancialmente distinta de aquella que se propone desarrollar en ausencia de acuerdo social».

«Un Gobierno debe mantener una estrategia de política laboral –sobre la que siempre ha insistido en su preferencia para su desarrollo en un marco de diálogo–, que no se ve alterada por la imposibilidad de lograr el suficiente consenso para alcanzar el acuerdo», añade.

Con su nombramiento como ministro de Trabajo, Gómez ha sido señalado como el necesario enlace con los sindicatos para retomar el diálogo social, entre otras cosas, por su férrea defensa de este cauce de negociación y por su afiliación a UGT.

Si bien, también le ha rodeado la polémica por su participación en la manifestación del 29-S (no secundó la huelga), pese a que ha defendido públicamente la reforma laboral que causó el paro general, al menos algunos de sus aspectos.

MATIZACIONES A LA REFORMA LABORAL

Gómez también deja entrever en su artículo esta discrepancia parcial con la reforma laboral. «Existen materias (dentro de la nueva Ley) sobre las que hacer girar el entendimiento y la negociación social en la actual coyuntura de una forma más amplia que la derivada de abordar exclusivamente el desarrollo reglamentario de la reforma laboral».

Una de estas «materias» es, a su juicio, el acercamiento de los costes efectivos entre el contrato temporal y el indefinido, y el principio de causalidad como instrumentos de lucha contra la dualidad del mercado laboral.

En su opinión, cuando se analizan los mecanismos que dispone al respecto la reforma laboral, «no parece existir un adecuado grado de compensación entre el impulso a la flexibilidad abordado en el ámbito de la regulación del contrato indefinido y los cambios, más bien tímidos, incluidos en la regulación de la contratación temporal».

Junto a estas cuestiones, Gómez sitúa otras modificaciones «trascendentes» vinculadas a la flexibilidad interna, el estímulo a la adaptación de las empresas a la crisis a través del ajuste en las horas de trabajo, y no en el volumen del empleo, con apoyo del sistema de protección del desempleo.

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